miércoles, 13 de mayo de 2020

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El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 4) / Reseña Literaria

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Lluvia de frases caen en cada capítulo del libro “El Principito, pero no son frases cualesquiera o las que se pasan de largo, pues, en su mayoría son frases célebres que hasta la actualidad han ido formando parte del uso cotidiano para expresar pensamientos filosóficos y reflexivos. Se cita a la obra de Antoine de Saint-Exupéry en múltiples veces en toda categoría de artículos, estudios e informes literarios, sociales y culturales. Aparte del libro, tuve la oportunidad de leer una serie de críticas tanto apreciativas como en contra. Bueno, en realidad de lo segundo sólo leí tres, cada una sin fundamento; más sonaron como a resentimiento o querella contra el estilo del autor.

No se olviden que clicando en el ícono del Índice pueden ver todos los posts sobre la novela ordenadamente para elegir el que deseen leer. A continuación, el análisis a fondo de tres frases del libro “El Principito”:

Frase 10: “Se debe pedir a cada cual, lo que está a su alcance realizar.”

Dijo el rey al Principito cuando el niño inquirió sobre su poder. El monarca no podía ordenar a una estrella que se desplazara más rápido sobre su órbita, así que solo pronunciaba mandatos que un astro podía obedecer según las leyes del universo.

El rey es como uno de los típicos gobernantes que abundan en el mundo. Ellos dicen tener un gran poder sobre su pueblo. Dicen que son capaces de tener dominio sobre todo, pese a que ni ellos se lo creen o se niegan a admitir. Cuando alguien no cumple o no puede cumplir lo que se le ordena, el rey simplemente, por no quedar en ridículo, afirma que esa persona lo hará en algún momento. Se jacta de ser magnánimo cuando interiormente se siente un desgraciado, porque, una vez pase un tiempo gobernando, se dará cuenta de que no tenía control sobre todo, más bien a sus palabras se las llevaba el viento y era un mortal más, tanto o menos importante que cualquier ciudadano o habitante de “su” pueblo.

Los gobernantes se ponen delante de la sociedad entera para ser escuchados, pero en realidad cada “oyente” cumple lo que puede o es capaz de hacer, incluso, otros no mueven un dedo y se quedan de brazos cruzados. Un gobernante jamás verá resultados rápidos en medio de un pueblo tan variopinto, tan disímil en clases, unas que brillan más y unas que brillan menos, así como lo hacen las estrellas del cielo que mientras más lejos se encuentren, más tarda en llegar la voz, en llegar la justicia y el mandato del quien dice ser supremo. Si hay presión o insistencia de lo último, el pueblo lo percibe como autoritarismo, pero si ni siquiera hay señal del Gobierno, lo sienten como desidia. Debe mantenerse un equilibrio. La voz de la autoridad debe ser escuchada por todos, pero aun así nadie gobierna a nadie, tampoco nadie es dominado por nadie. Cada uno es dueño de sus propias decisiones. Podrán obligarte a hacer algo, pero si te dicen por ejemplo salta cinco metros, no vas a poderlo, porque no se encuentra a tu capacidad o a la capacidad física del ser humano. Acá se habla de gobierno y dominio de las facultades del ser, eso nadie podrá contra uno, a menos que te modifiquen genéticamente o te implanten algún dispositivo, en este caso, se perderá la humanidad y la capacidad de decidir por uno mismo.

Un rey o gobernante no es Todopoderoso ni Omnipresente. No es capaz de controlar tus acciones, no sabe lo que haces ni lo que te pasa fuera de su vista. Tampoco es poseedor de tus tierras por más títulos falsos que él imponga. Tu eres el único que le da valor a lo que posee porque hay sentimiento de por medio. La tierra que tú cosechaste, la casa que con tu sudor construiste, el auto que con esfuerzo ahorraste para comprarlo, todo eso es tuyo; podrán quitártelo pero jamás le pertenecerá al otro. Cada cosa tiene parte de ti.

Llevar una corona en la cabeza o una banda en el torso no hace a uno rey o gobernante en el sentido estricto. El atuendo no hace al que le dieron el cargo. Se debe ser líder a cuenta cabal… Y para empezar, ¿qué es lo que hace a uno líder? Pues un líder, no domina a los demás, se domina así mismo. A todos los pone a su altura y como para que pueda verlos por igual, de frente a la cara, para poder conocer su sentir y compartir sus conocimientos, desde el más humilde al más sabio. Eso es lo que ya ninguna autoridad —creo yo— hace actualmente. Solo mandan y mandan, sin saber que nada logran, y si lo saben, lo ignoran o lo dejan pasar, porque la mediocridad les hace olvidar que han sido colocados para ser líderes, no déspotas ni tampoco incapaces.

Viviendo sentados en la comodidad del balcón o trono, una autoridad desmerece su cargo porque nunca aprenderá que es mancharse la ropa o encallarse las manos. Si no experimenta, si no es testigo de lo que pasa en su pueblo, no sirve para su cargo. Tener dotes de psicólogo ayudaría mucho, porque se identificarían mejor las problemáticas y su posterior solución.

No sé trata de pedir obediencia, el asunto es tratar de entender lo que pasa por la mente de un pueblo, y fuera de exigir lo necesario, saber por qué se lo hace o en qué beneficiará eso a ambos. Antes de hacerse entender es indispensable entender a los demás. Levantar la lampa o tirar la red para saber cómo es la vida en la sociedad.

Cómo ven, ser autoridad es un trabajo de tiempo completo para el bien del pueblo y del futuro del mismo. Gobernante que no cumple eso, es un vil mentiroso o vende humo. Es por eso que el Principito, decepcionado de la mediocridad de los adultos, se va del planeta del rey. El hombre de la corona, hasta el último momento no dejó de darle órdenes.


Frase 11: “Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.”

Un claro ejemplo cuando una persona solo se fija en el físico de otra. Como el dicho, “por la vista entra el gusto”, se refiere a que la primera impresión que nos llevamos de otro es por su belleza de rasgos o incluso en su forma de hablar. En el caso de una mujer, ella tendría que tener lindos ojos, labios sensuales, esbeltez en la cintura, caderas firmes y busto levantado, bueno, depende de los gustos de cada quien, o incluso el olor llamaría la atención, ya que este es un adormecedor efectivo. En el caso de un hombre, él debería verse atlético, con un buen corte, manos fuertes o paso seguro, ya también eso depende del gusto. En ambos cuenta mucho el aroma y el timbre de la voz, aparte del toque mágico que toda persona simpática tiene: una sonrisa encantadora. Con todas esas características solo se ven flores, ¿acaso nada podría ser tan perfecto? Esa es la pregunta que muchos se hacen al conocer a estos seres atractivos. Durante los primeros días, semanas o meses que se vaya conociéndolos más a fondo, se irán develando muchos detalles que a un inicio no percibimos. Como dice otro refrán “no todo lo que brilla es oro”, que hace mérito a las personas que se les creía dioses ahora no son más que simples mortales, con los mismos defectos que cualquiera.

Enamorarse de las apariencias es vivir engañado consigo mismo. A veces evitamos saber más de esa persona por temor a la decepción, y cuando ya nada es oculto o cuando el verdadero rostro sale a relucir, se prefiere seguir a su lado y pregonar que la relación sigue siendo perfecta como en un cuento de hadas. En vez de buscar soluciones, cubrimos la mentira, pues las raíces seguirán enterradas y nadie se enterará de que tierra brotó o cuál es el origen de tanta “perfección”. Solo seguirá viéndose lo que está arriba de subsuelo, dónde el sol alumbra y no donde yace el lado oculto o el lado oscuro (siendo un poco más tétricos), que es allí a donde se debe tomar más atención para encontrar un medio de mantenerse estable y fuerte ante cualquier embiste del exterior.

Evadiendo los problemas los complicaremos más. El diálogo es el mejor hidratante y la comprensión es la mejor nutriente contra la turbulenta vida dentro de una relación. En primavera todo es color de rosa, las flores son bellas y relucientes, atractivas y llenas de un delicioso perfume. En cambio, en otoño la belleza se marchita y salen a mostrarse las ramas, el tallo y algo de las raíces; ahora es donde nos fijaremos qué hay debajo o detrás de aquella beldad.

La decepción viene después de la primera impresión y lo que creíamos que es cien por ciento Amor, fue solo atracción por lo exterior. Así se inicia la comprensión de la realidad y será decisión de uno si decide luchar por vivir de nuevo la primavera o quedarse engañado en el fango del otoño. Cuando ambos batallen y aprendan a amarse desde las raíces a la copa o la punta de los estambres, les espera una primavera mucho más colorida.

Del “no saber qué hacer” se empieza: Si se va a construir una etapa de supervivencia en medio del otoño o si se va a escapar de los problemas, y de este segundo, salen aún dos opciones más, si se va a vivir con los brazos cruzados esperando que la estación cambie sin luchar, o, si se huirá en pos de otras rosas que le darán también falsas esperanzas, y sin dudarlo, volverá a vivir lo mismo dentro de un círculo vicioso. Él o ella serán personas de apariencias. Algunas prefieren vivir en el lujo y la ostentación cuando en realidad hay raíces que se están debilitando debajo, o, unas flores y hojas que se ennegrecen perdiendo su luz. El otoño nadie lo espera, pero llega. Llega sin previo aviso, y si no estás preparado te puede cubrir con sus hojas secas y dejarte sin seguir viendo los pétalos de bello contraste de las flores.

Aprender a amar los defectos y virtudes es el camino a amar por completo a alguien, a amar sin dudas ni inseguridades, ser tolerantes y luchadores.

La vida nos enseña a saber qué hacer. Las pruebas que se nos imponen tienen muchos acertijos que deben ser resueltos, pongámosle empeño y decisión, apliquemos la intuición y la colaboración mutua entre pareja. Que se cree una cohesión para solucionar los problemas y hacerlos como uno solo o en conjunto. Les juro que sí se puede. Lo digo por experiencia propia: encontremos el lado positivo de las cosas.


Frase 12: “Tener un amigo es un verdadero privilegio y si uno se olvida de ellos se corre el riesgo de volverse como las personas mayores que solo se interesan por las cifras y los números.”

Es una frase que nace al recordar el Piloto al Principito luego de que el muchacho partiera a su planeta B-612. ¿Cómo se expresa la amistad más sincera? Un niño puede responder perfectamente a esta pregunta. La amistad más sincera se expresa con un alto grado de empatía, dejando a un lado los intereses propios para preocuparse más por el bienestar del otro. Un amigo así es un verdadero privilegio, sería bueno llamarse dichoso y no afortunado, porque la fortuna no dura toda la vida, dado que sólo es temporal; sin embargo, la dicha tiene más tiempo de caducidad o es permanente, y una vez que en los sentimientos no quepa la duda.

Una persona adulta ocupa mucho su tiempo en el trabajo, o como dice la frase “solo se interesan por la cifras o por los números”, lo que recuerda a algunos de los habitantes de los seis planetas que el Principito visitó antes que llegara a la Tierra.

El adulto con el quien menos el Principito hubiera trabado amistad es con el “hombre de negocios”, un tipo que no tenía tiempo para otra cosa que no sea contar las estrellas del cielo, un hombre avaro que solo se preocupaba por acumular riquezas que ni siquiera le eran útiles. Se sentía feliz con las cifras que decía tener. En el mundo hay muchas personas con estas características, apostamos que ninguna tiene amigos porque su único compañero fiel es el dinero y las riquezas que acumula.

Cuando nos centramos en conseguir todo de forma desmesurada y vana estamos perdiendo nuestra alma. Nuestros esfuerzos no tienen un fin filántropo o humanitario. No existe en el léxico de estas personas la palabra compartir, porque quizá no han tenido la oportunidad de tener un amigo al lado con quién puedan aprender sobre la reciprocidad.

El mundo está plagado de sentimientos de interés propio, si cada ser humano podría ser capaz de sentir empatía por cualquiera que incluso acaba de conocer, tal vez no existirían las guerras o las divisiones entre pareceres. Se abrirían múltiples consensos en las diferentes sociedades o círculos de gente que buscan una solución. Las personas mayores, literalmente, dejarán de serlo. Y se los digo por qué: ¿Recuerdan al niño o la niña con quien jugaban durante la infancia, eran inseparables; y ahora, cuando se vuelven a encontrar en la calle se voltean la cara como si no se conocieran? A muchos me imagino que les pasa o les pasó esto. Dolerá un poco, pero así es. Ya nada volvió a ser lo mismo. Quizá fue una discusión que tuvieron de adolescentes y jamás pudieron resolver porque cada uno insistía en su dicho. Sea lo que haya pasado fue cuando dejaron de ser niños. Tal vez hubo sentimientos más fuertes que el otro no compartía del todo, y no porque sea egoísta, más bien porque había madurado antes o después. Cuando se crece, la empatía hacia el prójimo disminuye. Pero no por dejar nuestro cuerpo de niños debemos dejar de pensar como ellos. Eso no ayuda, complica aún más la vida. Viviremos amargados cuando algo no nos salga bien, insultaremos cuando alguien nos ofenda, arremeteremos con los puños cuando nos amenacen, y hasta se planeara asesinatos con tal de sentirse victoriosos.

Perdemos la inocencia al dejar de ser niños. Nadie tiene la culpa porque es inevitable. Aunque la influencia externa tiene mucho que ver en este contexto. Ahora con tantos medios de comunicación disparándonos imágenes, los niños se vuelven más susceptibles al cambio. De aquí debe partir la obligación de los adultos, en este caso los padres, para enseñarles a sus hijos por dónde debe encaminárseles para que crezcan siendo personas con un alto sentido de moralidad y análisis. Y este análisis más debe enfocarse en el prójimo que en las cifras que vemos día a día, y que en su mayoría son falsas. Si somos analíticos con los demás, podemos llegar a ser empáticos y volver a tener amigos de verdad que nos ayuden a crecer como seres humanos, continuando con el trabajo que los compañeros de la infancia dejaron a medias.

Entablar amistades perennes crea lazos tan fuertes como en una madre con su hijo o entre hermanos gemelos. Cuando uno de ellos se va de este mundo el lazo sigue intacto, pues la muerte solo es un estado del alma y como la conexión es invisible a los ojos es parte de ella. Cuando el Principito desaparece el lazo sigue intacto con el piloto, ambos viven en el corazón de cada uno, y ya lo dije con anterioridad.

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Acá acabo el análisis de tres frases más del libro que tanto me encanta, “El Principito. Parece que esta vez fui un poco más extenso en la redacción de estas líneas. En fin, espero que la hayan disfrutado.
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sábado, 9 de mayo de 2020

Escrito 18:35 por con 1 comentario

El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 3) / Reseña Literaria

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El libro El Principito” tiene poco más de trece mil palabras. Es una obra literaria corta en párrafos, pero con mucho valor filosófico y moral. De lo poco que escribió Antoine de Saint-Exupéry, se recopila casi todo el texto de la magnífica novela. Las frases las hay por doquier, en cada diálogo de los personajes y en cada pequeña parte de la historia narrada. Lo normal en un libro, es encontrar frases que deben subrayarse o señalarse con un pósit cada cierto número de páginas que se van leyendo, la costumbre es marcarlas, por ejemplo, cada cinco o diez páginas; sin embargo, en “El Principito” no ocurre eso, ya que no es necesario pasar las páginas para encontrar una frase, éstas están en prácticamente todas, hasta diez en una sola. Algo que no he visto hasta ahora durante mi trayectoria de lector.

Veamos en seguida tres frases más en esta sección de la serie de análisis:

Frase 7: “Es muy triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo.”

El narrador, al final del libro, recuerda al Principito seis años después de su desaparición. Con decir “olvidar” no significa que en realidad quiera sacar a su amigo del recuerdo. Más que todo lo dice por el dolor que le causa el tenerlo lejos. Quizá no vuelva a verlo como lo hizo en su encuentro en el desierto, pero el niño siempre aparecerá en su corazón, no sin sentir nostalgia y anhelo de poder conversar de nuevo.

El piloto está seguro que el Principito vive en su corazón. Él le habla desde adentro, diciéndole cómo debe actuar o proceder en la vida diaria o ante las eventualidades que se le vayan presentando. El piloto dice que “no todos han tenido un amigo”, siendo esta la cruda verdad. Es difícil conseguir a una persona que pueda ser considerada amiga. Había dicho en anteriores posts que la amistad es tan profunda como el sentimiento del Amor. Y por ser tan profunda lo hace más difícil de conseguir. Simple y a la vez sabia la frase “el quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro”, porque para descubrir un tesoro se tarda y se padece mucho. El esfuerzo hará que sume puntos, el sentimiento será más inquebrantable y el lazo más seguro. Lo mismo sucede con el zorro. Es extraordinario que alguien aparece cuando más se necesita de su ayuda. En el Principito descubrimos que la mejor ayuda que se puede brindar al prójimo es la compañía, dado que ésta nos llena el vacío que día a día nos acongojaba el alma, que clamaba por poder compartir con alguien sus alegrías y penas. Fácil es estar rodeado de personas, pero si estas personas no se involucran con lo que sentimos, la amistad no es parte de la relación, sólo hay mero interés o sólo se eligen los momentos de felicidad para estar juntos. Aquellas personas están lejos de ser esenciales. Ni tú ni tampoco ellas conocen la amistad. Como dice Julio Cotler, un pensador peruano, “cada quien baila con su propio pañuelo”, frase en la cual se “expresa la extrema individualidad que se respira en la cotidianidad hace de cada ser una isla en un inmenso mar”. Con actitudes de este calibre jamás seremos capaces de trabar una “amistad real”. Dicha incapacidad de mostrar nuestros sentimientos, de abrirnos hacia una persona, se ha vuelto una de las falencias frecuentes en la convivencia de la sociedad moderna, donde el ritmo de la vida no deja tiempo para entablar vínculos fuertes, eso es cosa de antaño afirman muchos. “Nada gano perdiendo mi tiempo en compartir lo que para mí es privado”, podría ser la premisa básica que manda la cadencia social de la actualidad. De aquí emerge la pregunta: ¿Nada más concentrándonos en las “labores de adultos” nos hará exitosos? Tal vez a corto y mediano plazo, sí. Pero a la postre, en un futuro cuando todo lo que conseguiste sólo sean bienes materiales, percibirás a tu éxito como algo pobre y sin significado. Irás abriendo los ojos y verás que lo más importante es contar con un compañero o compañera que sea nuestro confidente, nuestro apoyo en momentos difíciles y no solo el quien te servía las copas en una fiesta ni quien se exhibía en las fotos para ganar popularidad tampoco quien te buscaba para únicamente complacer su deseo carnal; ninguno de ellos te conoce en realidad porque apenas ve lo de afuera.

Así podemos entender mejor que “no todos han tenido un amigo”. Por eso le creo más a una persona cuando me dice que tiene un solo amigo en lugar de cinco o diez. La vida es tan corta como para que una docena de personas se involucren a fondo contigo y tanto ellas como tú se crean lo más importantes en la vida del otro. Imposible es querer por igual a todos, siempre hay alguien a quien tienes mayor estima, cariño o afecto, aunque insistas en admitir lo contrario, con tal de no lastimar los sentimientos de los demás.

Durante el libro, el Principito traba amistad con dos personas, uno de ellos es el piloto, su propio yo de adulto, y el otro es el zorro que encontró mientras exploraba la Tierra. Con cada uno crea lazos aparentemente distintos, pero con una intención muy en común. Ambos son amigos que lo protegen, así él mismo intenta hacerlo, y lo consigue, claro. Los amigos son (o deberían ser) para siempre. Cuando consigamos uno, procuremos a toda costa no perderlo, más bien a seguir alimentando la confianza y el apoyo mutuo y desinteresado.


Frase 8: “El principito, que me hacía muchas preguntas, jamás parece oír las mías.”

Opina el piloto del Principito cuando no obtenía respuestas del niño, quién solo le preguntaba sin parar, hasta por la cosa más insignificante. Muchos han relacionado a esto como el egoísmo o la falta de consideración hacia alguien que no es tratado al mismo nivel. Sin embargo, no creo que el autor de la novela se refiriera a tales situaciones. Para empezar, el Principito es un inocente crío y, por lo tanto, no hay mala fe en sus actos. No responde, simplemente porque no se le antoja. Conozco muchos niños que son callados y retraídos cuando se los interroga, pues sienten incomodidad de contar sus cosas. Pero, con el transcurso del tiempo, se van abriendo con la persona adulta o van agarrando confianza con ella, hasta el punto de hacerse amigos. Todo este proceso en la obra de Saint-Exupéry, lo llamaría autodescubrimiento, precisamente, la capacidad de descubrirse uno mismo, tal viene a ser como un tipo de regresión a la etapa temprana de nuestra vida.
Los niños son más curiosos que expresivos muchas veces. Aunque estas dos características se manifiestan a la par cuando la persona mayor conversa con ellos o la compatibilidad de caracteres crece durante los estados de sociabilidad. El Principito hacía muchas preguntas al aviador, que hubo un momento en que llegó a hostigar al adulto, pero éste, rápido se dio cuenta de que para tratar con un niño es necesario ser paciente. Parece así que el piloto respiró hondo y se serenó para seguir departiendo con su nuevo amigo. Con cada dibujo que hacía a solicitud del Principito, trataba de escudriñarle la mente para comprender mejor su idea. Por lo normal, las primeras preguntas que un niño hace van precedidas de las interrogantes qué, por qué, para qué, dónde o cuándo. De todas, a medida que la curiosidad del niño se incremente, volverá siempre el clásico “por qué”, a saber la razón de un hecho hasta encontrar la respuesta más satisfactoria. No sé rendirán hasta que lo consigan, porque eso les brindará tranquilidad, y así serán felices. Esto es lo que se valora mucho de los niños: su capacidad de no tirar la toalla.

Si un niño te pregunta algo, respóndelo. Busca la respuesta más inteligente, pero aparte la más creativa, ellos adoran eso, porque es parte de su mundo. Trata en lo posible de no mentirlos porque luego se irán creando falsas ideas o conceptos. Enséñales a distinguir lo real de lo falso. Déjalos también disfrutar de su fantasía, juega con ellos, nunca reniegues, eso los hiere más que los golpes. Sacia siempre su curiosidad, llénales de conocimiento, recuerda que también fuiste niño y querías conocerlo todo. No les des la espalda cuando pidan una respuesta tuya. Se rápido e improvisa.

Todo niño tiene más preguntas que hacer que respuestas que dar. Satisface sus deseos cuando trate de descubrir algo nuevo. No olvides que ellos disfrutan de lo novedoso, o sea, de casi todo. Ven grandeza e importancia hasta en la piedra del suelo que los adultos pasan de largo. Lo observan todo. Lo analizan. Y lo primero que aprenden se queda grabado en su memoria, es como un tatuaje que no se borra. La mente del niño, por poseer creatividad y sed de conocimiento, es más compleja que la de los adultos. Por supuesto que debes pensar ahora bien en tus respuestas, midiendo el tono de tu voz y la cualidad de tus expresiones.

Recuerda lo siguiente: a un niño si le mientes, te cree; si le riñes, lo normal es de que llore; si le castigas con golpes, es posible que crees un resentido social o un rebelde; si eres muy blando con él, puede que sea muy dependiente de grande o espere todo del resto. No abras la boca sin antes haber analizado tus palabras, menos aún levantes la mano contra él. Presionarlo es cometer un error, tiene más derecho que tú a vivir su libre albedrio. Ni se te ocurra ensuciar su mente con cosas de adultos, serás el único responsable de crear un monstruo. Eduquémoslo haciéndolo ver cuál es bueno y cuál es malo. Que descubra él solo la maldad de este mundo, con que tú le enseñes a ser buena persona, está perfecto. De vez en cuando déjalo en paz, pero siempre observando sus movimientos. Si un día te sujeta de la mano y comienza a llevarte a algún sitio, no lo sueltes, deja que te guíe, y descubre dónde acabarán. Los niños son una maravilla, un libro que debe ser abierto para leerlo página por página. Oriéntalos por el camino del bien.


Frase 9: “Eres el dueño de tu vida y tus emociones, nunca lo olvides. Para bien y para mal.”

Nadie es culpable de lo que sientes. La culpa la señalan los mediocres y los débiles. Mucho decimos que tal fulano o mengano me hizo daño, que hirió mis sentimientos, me ofendió o me causó molestia e indignación. Eres dueño de ti mismo, de tus emociones, el control está dentro de tu ser, y el mismo constituye la unión de varios trechos salvados por conseguir el más alto grado de autoestima o amor propio.

Muchos seguimos en proceso de mejorar nuestro autocontrol y quizá una sola vida no sea suficiente para ser un amo y señor de la mente, el cuerpo y el espíritu, todos en perfecta armonía. Esto se logra con muchas sesiones de meditación y reflexión. No es fácil, tampoco es un sueño lograrlo.

La experiencia también forma parte de la aventura de encontrar el control de las emociones. Ir rescatando lo positivo de cada evento hará que nos aleje de los pensamientos malos, como es la depresión, desesperación, humillación, enfado o ira, impotencia, congoja, etc. Creo que haría muy extenso a este análisis si sigo nombrando más emociones. Cómo dicen, aunque suene algo con doble sentido, “la primera vez duele”. Tal cual, antes de que las heridas sean tan simples como las causadas por pellizcos, duele tanto como una sacada de muela del juicio. La experiencia, por tanto, te hace fuerte, más de lo que crees, porque un día, sin esperarlo, dejarás de quejarte porque alguien te despreció, por ser feo de rostro o por no tener una profesión acreditada.

Se dice que no lo olvides porque tú eres el dueño. No demuestres debilidad, eso hará que te hundan más, te sigan buscando para hacerte tropezar y luego esperar a que se rían en tu cara, ya sea por tu fracaso o pérdida.

El camino para aprender a valorar es tan escarpado como ascender una montaña, tan lleno de obstáculos y abismos que quieren que pisemos mal. Una persona que se ama por lo que es, no ve hacia abajo, porque su mente le dice dónde pisar, el poder de su intuición es grande, andar cabizbajo lo hará verse pésimo, ellos pues ven hacia la cima de la montaña, porque allá es donde quieren llegar. En cambio, una persona con una autoestima por los suelos sólo tendrá su mirada puesta en las rocas o en el fondo del abismo, andará con pasos arrastrados, sin gracia y empeño; el temor de caerse hará que corra más riesgo de trastabillar y revolcar al fondo.

No mires hacia abajo por más deprimido estés, eso atrae mayor negatividad. Trata de absorber todas las buenas vibras, todo aquello que llene de satisfacción y nos haga sonreír. La vida acaba no cuando tú corazón deja de latir, la vida acaba cuando tú termines aborreciéndola. Somos mejor de lo que pensamos. La fuerza vive en tus pensamientos, no en tu cuerpo. El que humilla acabará humillado al final, pero eso dependerá de ti. No estoy diciendo que vayas a ponerte a su nivel, tú eres mejor que eso. Ignorándolos o dejándolos hablar solos es un inicio. El tiempo hará su trabajo. Mientras tanto debes seguir desafiándote, probándote hasta dónde eres capaz de llegar con tal de superar tus inseguridades. Trabaja mucho en eso. Debes enfocarte en el cambio. Tener la mirada fija arriba. No es suficiente con tener presencia, es también tener actitud. Vamos a llegar lejos con una mente poderosa, que ha tenido que entrenarse sin descanso, nutriéndose de la motivación que le vitorean sus voces internas.

Los traumas, lo más probable, provocan dos cosas muy distintas: uno es una depresión absoluta y el otro es una personalidad inquebrantable e insensible. Te vuelves débil o te vuelves fuerte; o también te creas un cambio según la actitud que tomes, partes de la zona más profunda, donde prima el sufrimiento, hasta que empiezas a escalar y llegas a la cumbre, donde habrás aprendido a amar la vida o habrás encontrado todo lo bello de las cosas. ¿Demasiado hermoso para ser cierto? De eso no dudarás cuando te hayas sacrificado durante toda tu ascensión. Tu éxito será real y el orgullo que sientas de él será grande. Tu vida y tus emociones estarán bajo control, te anticiparás frente a lo que sea, será imposible que te lastimen porque aparte de inteligencia cognitiva, poseerás inteligencia emocional. No sólo podrás responder preguntas a académicas o profesionales, serás apto y además cauto al responder un insulto o a un intento de agresión física. “La mejor victoria es vencer sin combatir, y esa es la distinción entre el hombre prudente y el ignorante”, nos dice Sun Tzu, en su libro “El Arte de la Guerra”.


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Y, ¿qué les pareció el análisis de estas otras tres frases de la obra literaria “El Principito”? Traté de concentrarme lo más que pude a pesar de lo duro que la estamos pasando en esta época de pandemia. Espero así aportar con mensajes de esperanza a quienes más lo necesitan. De dinero no dispongo, salvo para comer mi familia y yo; sólo tengo estas palabras para regalarles. Si estás leyendo esto el 9 o 10 de mayo del 2020, les informo que regresaré después de cuatro días.
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martes, 5 de mayo de 2020

Escrito 14:41 por con 0 comentarios

El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 2) / Reseña Literaria

En este post paso a realizar el análisis de tres frases más sobre el libro “El Principito. Como dije en el anterior, será un trío de frases como mínimo que poco a poco iré eligiendo para regalarles una lectura de mis puntos de vista. Repito que todo el texto contenido en estos análisis es de mi autoría, pues no lo copié de ningún sitio, todo ha salido de esta mente fanática de Saint-Exupéry.

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(Guíense del Índice para ir a leer las demás frases). Con El Principito viajamos gratis y en primera clase. Volamos con la historia, imaginamos, reflexionamos y recordamos que llevamos a un niño dentro, ese es nuestro niño que permanecía dormido mientras dejábamos de usar nuestro corazón para ver el mundo.

…Y, esto es para ustedes:


Frase 4: “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.”

Hace referencia el Principito al cordero que le dibujó el piloto, cuando este último le sugiere tener al animal privado de andar libre. Tal vez la frase diga algo muy diferente en los diálogos de la historia, pero dentro hay un mensaje mucho más filosófico.

Todos los caminos rectos, o en este caso fáciles, llevan a una ruina rápida en la vida de las personas. Elegir lo más sencillo nos puede dar beneficios inmediatos, pero con el transcurrir del tiempo aparecerán consecuencias o cargas que nos será complicado lidiar y la acumulación de éstas nos hundirán en la depresión o la enfermedad.

Para ejemplificar la situación de las personas que optan por tomar la vía rápida, el caso más común es el de estafar o robar dinero. Cuando la ambición se apodera importa sólo el beneficio propio aunque se tenga que perjudicar a los demás. Dejar en la más absoluta miseria al prójimo está exenta de remordimientos, hacer el mal llena de felicidad y placer, alimenta el ego y denigra la moralidad. Este tipo de personas se escapan de la lucha de alcanzar el éxito, porque lo que consiguen lo hacen usando el método simplificado y claramente no existe la lucha, les basta con estirar las manos y desposeer al otro. Se pasean a su gusto por la sociedad con tal descaro. La clase social a la que pertenecen, el puesto al cual fueron delegados o elegidos, el lugar donde moren, estos factores influyen mucho en el modo de operar de los ladrones, quien mientras más tenga, más querrá; la acumulación de riquezas sin el sacrificio del trabajo es la base de su pensamiento. “El que mucho abarca, poco aprieta”, llegará el día que en el cual deberá empezar a recibir su primera prueba, que antes de asimilarla le estará viniendo la segunda, no tardará de acumularse la tercera, y así sucesivamente irán apareciendo las siguientes hasta estar con un peso abrumador sobre los hombros. Allí es donde se vive atormentado, huyendo, escondiéndose, una vida en donde la consciencia irá emergiendo si es que aún es posible.

En la vida hay muchas líneas rectas que creemos que nos llevarán lejos, pero ignoramos que estaremos dando vueltas y vueltas, tropezando con las mismas piedras, comiendo de lo mismo como lo haría el cordero; a eso se llama el círculo vicioso que nos mantiene en el mismo mundo sin opción de escape. Se decide ir por el camino colmado de materialismo al ras del suelo y no vemos más arriba que es donde se extiende el infinito espacio, es decir, las infinitas posibilidades que se nos abren si damos el salto con nuestro propio esfuerzo y sin pasar siquiera por nuestras mentes formar parte de los parásitos que solo viven a costa de lo que se encuentra ahí, servido como el pasto en el campo. Fácil es arrancarlo, lo difícil es ganárselo. Cada esfuerzo es bien recompensado y si bien los resultados no sean a veces rápidos, se debe tener paciencia y poner aún más empeño.

Lo que se observa de frente es la simplicidad del camino, ningún reto personal o un misterio por descubrir. La monotonía de estar comiendo del mismo pasto toda la vida tiene también un significado de conformismo, de continuar con lo mismo sin improvisar y empezar a volar alto, no en señal de jactancia o soberbia, más bien en ideal de enaltecer el espíritu a través de la superación personal, descubriendo lo que existe fuera de nuestra zona de confort, zona que ha vuelto mediocres y desidiosos a millones.

¿Qué quieres ser? ¿Un parásito que se arrastra y vive de los demás o un ave que vuela y descubre lo que nunca se imaginó? Claro que no deseas vivir consumiendo de lo mismo. No lo creo. Queremos ser como el Principito que emprende vuelvo agarrado de las aves en un viaje de descubrimiento, que con el pasar del tiempo se convierte en autodescubrimiento. Aquella es la forma de llegar lejos, pues si seguimos atascados en la mediocridad, el suelo se volverá arena movediza y terminaremos sumergidos, aprenderemos nada y seremos incapaces de valernos por nosotros mismos. Muchos ven hacia delante, pero pocos ven hacia arriba. Ir adelante es seguir yendo de forma horizontal y es muy probable que acabes en el mismo lugar de donde partiste, en cambio, si asciendes, si vas rumbo al cielo, podrás verlo todo desde arriba, tu visión del mundo será más amplia, incluso verás que hay más cosas por conocer más allá. El conocimiento es infinito como las estrellas en el espacio.


Frase 5: “Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.”

En la dedicatoria que el autor hace a su amigo Léon Werth se pueden leer estas líneas. Para llegar a ser adultos se pasan por una serie de experiencias en cada una de las etapas, infancia, niñez, adolescencia y juventud. La vida en lo absoluto es aburrida. Somos una caja de emociones que día a día sentimos a través de lo que en nuestro entorno se manifiesta, percibimos al mundo de maneras distintas según lo que vamos experimentando; de lo que aprendemos o vemos hoy, mañana lo sentiremos de otra forma, tal vez más intensa o tal vez menos influyente, de acuerdo a que si cae como garúa o si arrecia como tempestad, o si proyecta como un destello o si nos baña como sol de un mediodía despejado.

Llevamos un niño viviendo adentro. Eso no pocos lo saben. Pero no basta saberlo, es requisito sentirlo para seguir marcando la diferencia. La memoria sigue intacta para muchos recuerdos, porque inconscientemente son esos recuerdos que nos hacen ser los adultos que somos ahora. Por ende, la personalidad de los adultos tiene su origen en las experiencias que se fueron acumulando de niños, y luego en la adolescencia y la juventud, que además son etapas muy difíciles por las dudas que saturan la mente o por los severos golpes que recibe el espíritu. No es raro conocer al adulto de carácter o temperamento fuerte, que alguna vez fue el niño retraído que perdió a muchos seres queridos durante las siguientes etapas de su vida; ni tampoco es extraño conocer al hombre o a la mujer líder en su profesión o arte, que antes fue a quien vanamente le prohibieron o censuraron lo que tanto disfrutaba hacer. Cada quien elige su camino. Nadie —ni siquiera los padres— tienen o deben obligarnos a ser como ellos desean. El ser humano cuenta sí con la obligación de seguir su propio camino que lo llevará a buen destino si sabe seguir bien las señales, evitándose de convertir en un parásito y luchando por ser alguien que aporte a la sociedad. Recordar los primeros años de nuestra vida, en cuando éramos niños, nos proporcionará el ánimo y hasta la sabiduría para que nuestro camino vaya en ascenso y evolucionemos hacia un nuevo campo visual. Adulto y niño serán uno solo, una sola alma, una sola mente y un único espíritu, que siempre ve y va hacia arriba.

Hagamos de nuestra escasez o carencia nuestra fortaleza. Aprendamos a dominar la técnica de la inteligencia emocional. De niños podíamos tener una mejor visión de las cosas pero no contábamos con la inteligencia básica del dominio de las emociones. De adulto ya deberíamos, y si así no ocurre, pues manos a la obra, a rendir el examen; primero descalificarás, de hecho, no preocuparse, es sólo el comienzo, ya que seguirán goteando o lloviendo las pruebas para seguir fortaleciéndote y seguir mejorando tras la siguiente. Deja de fisgonear si el compañero o la compañera de al lado la tiene más fácil los retos que la vida le imponga. Quejarse y compararse es una pérdida de tiempo, es gastar energía en banalidades, en lugar de eso mejor concentrase en las vallas que debemos de brincar para llegar a la meta o metas de nuestras vidas. El niño ayuda, y a veces es necesario pasarle el relevo para que nos apoye en el último tramo, que es donde debemos seguir a nuestra intuición y escuchar con atención los dictados del corazón, apuntar bien lo que nos dice porque si no después nos olvidamos y no lo aplicamos a tiempo ni de la manera correcta.

El Principito es el niño que alguna vez fue el piloto o, mejor dicho, el autor del libro, Antoine de Saint-Exupéry. Pero el hombre había olvidado al niño, los recuerdos sobre él vivían empolvándose en el viejo baúl de su cerebro. De pronto, un accidente le hizo abrir los ojos para ayudarle a encontrar la esperanza, que sin saberlo al principio vivía en el niño, quien le haría mejor persona, mejor adulto y mejor ser humano. El Principito se va haciendo cada vez más especial a medida que el aviador conoce sus aventuras, esa fue la conexión que llevó al hombre a recordarse como niño. Tuvo que acabar en la soledad de un desierto bajo un sol hostil para darse cuenta de la importancia que es volver a tener la visión de un niño, ellos que pueden ser mejores amigos y compañeros que muchas personas adultas. Necesario es recordarlos. Nos salvarán la vida.


Frase 6: “Al primer Amor se le quiere más, al resto se le quiere mejor.”
¡Wow! Esta frase dice mucho. El primer Amor jamás se olvida. Ni que sufriéramos de amnesia. Es uno de los eventos más importantes que se tiene en nuestra vida, y el primer invitado es el corazón, al cerebro se le complica conseguir una entrada, la inocencia reparte las copas, el entusiasmo ameniza el acto y el capricho no se encuentra en la lista, mucho menos la lascivia, ella pertenece a otros clubes. Si la experiencia es corta o nula nadie conoce el final antes que se cierre el telón. El sentimiento puede sonar a volumen muy alto, pero si los anfitriones tienen dos pies izquierdos les será imposible acabar la pieza, pronto tropezarán ya sea por la embriaguez de la inocencia o los efectos malinterpretados del entusiasmo.

Al resto de amores tampoco se los olvida. Irán formando partes esenciales en el correr de la serie de eventos que pasen por nuestra vida. Entre evento y evento habrá espectáculos breves que no sumarán mucho, tampoco habrá comensales que aviven el momento, aquello será fugaz, quizá divertido pero no profundo, apenas probarás unos cuantos bocados de la bandeja y bailarás las piezas tan mal como la primera vez. Serás un desastre en la pista de baile, aunque tu pareja te llene de halagos. Pero luego esto te hará sentir vacío. Será menos emocionante, hasta llegar a ser frustrante. Allí es donde el Amor vuelve a aparecer para fundar otro evento de importancia en la vida. Hasta entonces ya habremos aprendido y nuestro estilo de baile estará dotado de mejor coordinación, se tendrá más elegancia, más soltura y más gracia con la pareja. La experiencia suplanta a la inocencia hidratándonos con su sabiduría, el cerebro se mantiene al fondo del salón observándolo todo y a la espera del momento preciso de actuar, en cambio, el corazón sigue de invitado de honor, a la pasión y a la lascivia no les permitieron el ingreso, por último, la confianza se lleva muy bien con todos. Se arma una bella reunión, la atención y la devoción brinda seguridad al ambiente mientras la pareja continúa en la pista de baile rodeada de miradas de admiración. Ni el terremoto más fuerte es capaz de tumbar los cimientos del recinto. Nadie sale, tampoco nadie más entra. Si eso pasa, si hay falta o acumulación de algo o alguien, todo podría colapsar. Quizá la pareja requiera mayor experiencia.

Amores pueden venir varios o tal vez solo uno, pero se queda el de mayor experiencia. Serás valiente si bregas en quedarte y continuar. No es fácil. Cualquiera tira la toalla, puede sacar a un invitado o meter a otros; allí, es cuando la confianza decide retirarse con la cabeza gacha, sin ella el caos está cerca. No es fácil amar a un principio, porque no es fácil conocer al otro, no es fácil pensar como él o ella. Es toda una odisea, una gran hazaña, en la que sólo los más osados pueden desembarcar en la isla del tesoro. Será mejor que la primera vez, y si fue la única y pudiste abrir el cofre, aún muchísimo mejor, pues el esfuerzo fue mayor, el sudor nos empapó de conocimiento y las heridas cicatrizaron rápidas gracias a la medicina compartida, porque los problemas deben solucionarse antes de dormir, dejando a un lado la falsa creencia de departirlo al despertar. Mañana es otro día, hoy es donde debe ponerse en marcha la sanación, porque el resentimiento es como enfermedad que día a día va acumulándose y carcomiendo la relación.

La inocencia nos hace amar más, pero la experiencia nos hace amar mejor. Es necesario madurar, aprender de las virtudes del otro y entender sus defectos para hallar una solución mutua. No es sólo decir lo que nos gusta. Digamos lo que desaprobamos. Y así como protestamos, aprendamos a escuchar, a aceptar nuestros errores, a tragarnos el orgullo y enmendar el daño. Mudemos el zapato del otro por un momento y sabrás lo que se siente caminar a otro ritmo, a otro nivel o desde otra perspectiva. Así irás mejorando, es el primer paso pero que se repetirá siempre. Lento pero seguro. Y tampoco ser tan lento que nos puede dejar el tren. Reacciona, activa tus reflejos sin dejarte dominar por la basura de la terquedad y la suficiencia, aquello ensucia la mente y abate el corazón. Ser mejor no es tarea fácil, pero lo será pronto. No te cierres, ¡ábrete! Habrá Amor siempre y cuando seas sincero y brindes confianza. Recibirás lo que entregas si él o ella están destinados para ti.

-o-

Como ya leyeron, me explayé en el análisis de tres frases más. Me sorprendo que de una pequeña frase pueden salir muchas palabras. Podría escribir más sobre ello. Quizá en el futuro, en posts exclusivos para determinadas frases. Ya lo veré. En la tercera que publiqué en esta entrada, que vendría a ser la sexta en realidad, quise adaptar la metáfora como parte del análisis. Traté de expresarme lo más compresible que pude. Y es que hay mucho por hablar del Amor, más todavía si estás enamorado, contamos con una musa, que aunque se encuentre lejos, vive en el corazón, nos abraza con sus palabras que viajan kilómetros y nos acaricia el alma con cada “te amo” pronunciado.

Por A o B tengan alguna duda o pregunta, hacérmelo saber por un comentario o mandándome un mensaje por medio de la opción Contacto del menú que ven en la cabecera del blog. El Principito más que un libro, es un tema para tratar a detalle. Compartirlo es de gran ayuda.
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viernes, 1 de mayo de 2020

Escrito 16:38 por con 0 comentarios

El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 1) / Reseña Literaria

El Principito, pese a ser un libro muy corto, está repleto de frases, cada una de ellas muy inspiradora y con un gran mensaje o enseñanza. El autor, Antoine de Saint Exupéry, supo muy bien colocar dichas frases entre los diálogos de los personajes. En este post, les presento el análisis personal a fondo de tres frases del libro del escritor francés.
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Para los que por primera vez visitan este sitio, les invito a leer mi reseña sobre El Principito que consta de cinco partes, en la cual me ocupé de la sinopsis, biografía del autor, resumen por capítulos de la obra, análisis de personajes, análisis crítico, interpretación, conclusiones y recomendaciones. Todo eso, así como los posts sobre el análisis de frases que se irán publicando desde ahora, lo pueden revisar en el Índice (clic en el ícono para entrar). En dicho Índice se encuentran los enlaces de todas las publicaciones referentes a lo que escribí sobre El Principito, incluso los que subí en mi otro blog. Así como la saga de artículos sobre la reseña, habilité un ícono de AVANZAR y RETROCEDER, igualmente lo hago acá, para que puedan tener una mejor navegación por esta serie de análisis de las frases. RETROCEDER está al inicio de cada post (no en este por ser el primero de su tipo) y AVANZAR está al final. El Índice como ven estará al comenzar. Así les facilito su estadía en mi sitio.

Durante la reseña de El Principito hice análisis previos sobre algunas frases del libro, pero durante lo que se viene a continuación será mucho más minucioso y trataré de desentrañar palabra por palabra. En seguida paso con el análisis de las primero tres frases que elegí de uno de mis libros favoritos, “El Principito”:

Frase 1: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”

Lo dijo el zorro al Principito viendo la tristeza del niño al pensar en su rosa. Al parecer había muchas iguales a ella. ¿Qué no era tan especial como creía?

Esta frase tiene un gran significado y me hizo pensar mucho, reflexionar para ser exactos. Como reza el dicho “todo entra por los ojos”, es decir que lo que vemos primero tiene mucho valor a simple vista y nos sentimos atraídos o cautivados por la belleza física de algo o alguien. La primera impresión puede ser engañosa, en realidad, casi siempre nos juega una mala pasada. El Amor a primera vista NO existe, muchos lo confundimos. No es lo mismo Amor que deseo o atracción física.

Cuando el Principito vio las rosas en el jardín, se dio con la sorpresa de ver a que todas ellas eran tan parecidas a su rosa que dejó en B 612. ¿Cómo era posible? Aquí es dónde muchas personas adultas caen en la tentación de desembarcar en otros puertos, beber de otra fuente, navegar por otras pieles, o, bueno, enredarse con muchos amantes o simplemente parejas de paso. Nos retozamos de lujuria y pasión viendo que hay parejas tan o más bellas que la que tuvimos o tenemos. Creemos por buen tiempo encontrar felicidad en estos actos. Nos satisface, nos complace, pero a la larga nos hunde en la soledad, nos hace sentir vacíos, porque lo que cogiste no te pertenecía, sino a otro u otra. Tú estás destinado a uno o una, nada más. Él o ella son especiales para ti y viceversa. El zorro hizo entender al Principito que los momentos vividos al lado de su rosa la hacían especial, importante, lo más importante en el mundo, en el universo.

El Principito es un niño y por lo tanto piensa como niño. En él no hay malicia, no hay malas intenciones o deseos mundanos. El Principito aún es un niño. Pero un adulto es muy distinto. El adulto peca, comete adulterio, puede ser promiscuo y lascivo cuando se lo antoje, cuando se le calienten las hormonas, cuando el cerebro está en la entrepierna y no en el corazón. Por un momento nos olvidamos que tenemos o teníamos a alguien. Si aún la tenemos, eso cataloga como traición o falta de respeto. Si la otra parte consiente, entre ambos hay una falta de respeto. Quizá suene anticuado. Pero estoy hablando del Amor, y este sentimiento no tiene fecha de caducidad, no hablo de unión conyugal por derecho o necesidad tampoco de relación por mera obligación o costumbre, estereotipo de la sociedad moderna. Hablo de Amor, ese Amor puro que sintió el Principito por su rosa, ese Amor de niño. Lástima que la sociedad hace honor a la frase “desde que el sexo se hizo fácil de conseguir, el Amor se volvió más difícil de encontrar”.

Qué fácil es caer en la tentación. No es más que síntoma de ser una persona débil, sin control de las emociones y adicto al placer de la carne. Creemos que el sexo es lo más común porque nuestra mente nos incita al desfogue, nos dejamos dominar por la excitación. Claro que es una necesidad corporal, pero una necesidad como comer o dormir. Si comes en exceso o poco, o de cualquier plato te haces daño; igual si duermes mucho o poco acabas mal. Dicen que el hombre ha evolucionado y ha descubierto el placer, que con esto se supera a los animales que solo tiene periodos de apareamiento. En cambio, el hombre puede tener relaciones cuando le dé la gana. ¡Vaya! El animal es quien no sepa dominar sus impulsos y no es quien sabe cuándo es el tiempo adecuado.

He sido parte de la libertad sexual, como la mayoría de adultos. Pero no tardé en darme cuenta que hay mejores cosas en las que dedicar el tiempo. La carne llama a la carne, claro. Pero el pensamiento profundo de cosas más importantes que el sexo hace olvidar temporalmente a la carne. Además sé que ella está allí, quien es sólo para mí y yo soy solo para ella. Si amas, estás conectado. Conoces el momento preciso y cuando llega ese momento el acto es más placentero y el éxtasis no se compara con nada. El tiempo hizo importante a tu rosa, sólo hay tiempo con una, con otras sólo fue un soplo, un instante insignificante. Además, quién más va aguantar tus pestes y berrinches. Nadie te conoce más que tu rosa. Ella es especial, es importante, y siempre lo será.


Frase 2: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.”

También se lo dijo el zorro al Principito. Esta frase va de la mano con la que puse al inicio. Es parte de la conversación donde se menciona a la rosa. “Solo con el corazón se puede ver bien”, pensar de forma materialista o superficial ofusca al corazón y nos vuelve insensibles, faltos de equilibrio mental y emocional. “…lo esencial es invisible a los ojos”, viendo sólo con ojos no nos hará visualizar el entorno más allá de nuestras narices, no podremos ver lo que realmente importa o lo que será mejor para nosotros, no quizá a corto plazo pero de hecho que a largo sí.

Todo lo que vemos al momento debe analizarse y meditarse antes de tomar una decisión. No debemos actuar de forma precipitada sin antes haber sopesado los pros y los contras. Seguir nuestra intuición y consultar con nuestro yo interno es la mejor alternativa para descubrir lo que se esconde detrás de lo que se vea. La voz de nuestra consciencia es sabia, no tenemos porqué subestimarla, ya que guiándonos de ella seremos capaces de encontrar las respuestas a las preguntas más difíciles, que incluso nos planteamos en la vida cotidiana.

Lo que tiene más significado e importancia sólo puede ser visto con el corazón, no hay otra forma, no hay otro camino. Es necesario volver a ser niños o recordar que lo fuimos para ser más intuitivos y sentir las vibraciones de las personas y cosas, así sabremos lo qué es bueno y lo qué es malo. Si entrenamos más la mente, hasta podríamos ver el aura de todo lo que nos rodea, ver de qué color es, que tan amplia es, que transmite, qué sensaciones. Esto recuerda un poco al libro “La Novena Revelación” de James Redfield, cuando el protagonista puede ver más allá del mundo físico, hasta sin llegar al estado de desdoblarse astralmente es capaz de ver la “magia” que envuelve al universo. Alcanzar este nivel no es tan sencillo como la novela lo narra, para eso se tienen que pasar por muchos entrenamientos espirituales que incluso muchos maestros han padecido. Es evidente que los niños no pueden ver al nivel de un maestro espiritual, pero sí pueden sentir las vibraciones, ya que en sus corazones no existe la perfidia ni la maledicencia; a esta escala las intenciones de los demás son mejor leídas y lo que esconde detrás de un rostro o cuerpo bonito yacen muchos defectos que no conocemos o con lo que no hemos aprendido aún a lidiar.

Detrás de la belleza física de la rosa había detalles que el Principito conocía a la perfección. Luego supo que todo lo que brilla no es oro. Sin embargo, ella era su rosa, no era perfecta porque nadie lo es. El Amor no es perfecto, no es como lo pintan en las películas o telenovelas. Tampoco el Amor se forma de la noche a la mañana, el Amor se construye, partiendo desde lo más básico que es empezar a conocerse el uno al otro. Es muy probable que la sensación de que te conocí antes en alguna vida pasada no basta para sentir Amor, porque antes del Amor viene el gusto y el querer; el gusto es efímero, el querer es temporal, pero el Amor es eterno. El Amor tiene que aflorar como algo espontáneo, no como algo forzado, porque si no estaríamos confundiéndolo como obligación o costumbre, o peor todavía, con el miedo a quedarse solos. Creo que si hubo Amor en una vida pasada, el Amor duerme en esta vida, esperando despertar cuando la persona elegida aparece. Muchos no sabremos exactamente definir el Amor, pero de hecho que sí podemos sentirlo, y eso se aprende.

Llegará el día cuando aprendamos a ver lo esencial. Abriremos nuestros corazones como lo hace un niño. Como se dice habitualmente, “desnudaremos nuestras almas”. No lo digo sólo porque lo escuché o me contaron, lo digo porque cada día que pasa del resto de mi vida lo experimento. Es un camino no rodeado de flores para aprender a conocer lo esencial, es todo lo contrario a lo que se cree; se tiene que atravesar profundas ciénagas, puentes quebradizos, sortear alimañas de toda calaña, escapar de hambrientos devoradores y, especialmente, no nos desviemos más de la ruta porque sabemos que si seguimos saliéndonos, terminaremos perdidos y será complicado tomar de nuevo las riendas. Escucha siempre tu corazón y actuará cual si fuera una brújula, nada te será invisible, podrás verlo con claridad y mantendrás firme tu convicción. Recuerda que hay alguien esperándote, alguien con quien compartiste buenos y malos momentos. Ambos son el uno para el otro.


Frase 3: “No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”

Dijo el Principito a las rosas cuando fue a verlas otra vez. El niño había encontrado un buen amigo, mejor dicho ambos se encontraron. Esta frase dice mucho sobre la Amistad, el significado que ésta tiene. Entre zorro y el Principito se creó un gran lazo, así como ocurre con las personas que más estimamos en la vida, con quienes somos capaces de entregarlo todo sin pedir nada a cambio.
El zorro es sinónimo de fidelidad e incondicionalidad. Entre los miles y millones de seres que hay en el mundo el destino quiso que tenga como amigo al zorro. La amistad se parece mucho al Amor. Y si queremos hablar de ejemplos, la historia entre el zorro y el Principito es una buena elección. Los seres humanos somos tan semejantes como cada especie de animal es acorde entre sí.

Es mejor tener un solo amigo que muchos, porque en realidad si decimos tener muchos, no son amigos del todo, son meramente amistades o conocidos que van y vienen durante las diferentes etapas de nuestra vida. Un amigo no dura una temporada, un amigo dura para siempre. Estén cerca o lejos, el lazo que se creó entre ambos nunca se romperá.

La amistad aflora entre dos personas que necesitan de alguien con quien compartir sus momentos de alegría y tristeza. Lo mismo pasa en el Amor. La amistad es única, única para cada persona. A diario vemos cientos de rostros, caminando por la vereda vemos pasar a gente extraña, con la mayoría jamás volveremos a toparnos, no porque no sean interesantes, sino porque no estaba escrito que los conociéramos o nuestra experiencia cabría que esperar, hasta que llegue el día que conozcamos a alguien quien nos marcaría la vida. Todos somos especiales, pero no a ojos de todo el mundo, y ¿para qué? Con que solo tu amigo, tu novia, tu esposa, tu madre, tu padre o tu hermano te vean como alguien notable, basta.

Para qué rogar amistad a gente que no vale la pena, y también para qué rogar amor a la mujer o al hombre que no les interesamos o nos desprecian. Alégrate como el Principito, que antes de conocer al piloto, tenía al zorro como su único amigo, haciendo que cada cual sea único también en el mundo. A de Saint-Exupéry no le fue necesario escribir más líneas para dotar a la historia del zorro y el Principito de maravilla. El lector se imagina las andanzas de los amigos por los bosques y prados, las correrías por los senderos y colinas, los momentos tirados en el pasto observando las aves del cielo y las formas que hacen las nubes con los soplidos del viento. Quizá el autor no vio oportuno dar más detalles de sus pequeñas aventuras porque creyó que el lector volaría su imaginación con su obra. Esa es la magia que transmite El Principito.

Se percibe un aire de sosiego entre esta gran relación de amistad. La paz que cede la lectura de los diálogos entre el zorro y el Principito te abarca sin previo aviso. Hasta me sigo preguntando, ¿cómo es que tan poco texto puede causar emociones tan grandes que nos atiborran de sentimientos? Es una lectura placentera que a veces adormila como las teclas del piano que de repente se pone a tocar un ser amado en casa o, simplemente, cuando la escuchamos de algún audio o video del ordenador.

El zorro y el Principito se encontraron porque ambos estaban solos, se sentían solos en un mundo que les era indiferente. Se conocieron y se aceptaron como amigos en el momento justo. No tardaron en ser nuevamente felices. El Principito extrañaba a su rosa y el zorro era odiado por los hombres. Ahora al fin tendría a su lado a un compañero, con el cual charlar, jugar, pasear, ir de arriba para abajo hasta que acabaran agitándose. Tener un amigo les había resultado más satisfactorio y beneficioso de lo que se imaginaban, pues ahora eran únicos, se sentían valorados, estimados, se sentían queridos. Eso representaba más la dicha completa de lo que es estar acompañado. Nadie podría estropear una amistad tan bella, ni animal ni hombre. Ellos solos frente al mundo eran grandes. El estar juntos los hacía muy felices.

Aquí es donde doy mi punto y aparte con el análisis de frases del libro “El Principito”. Serán mínimo unas tres por cada episodio que les brinde. Trataré de analizar el mayor número posible de frases, pues de hecho, que casi todas o las de mayor relevancia en la obra. A comparación de los posts anteriores (los de la reseña), éstos los estoy escribiendo con la consigna de finalizar una parte y publicarla de inmediato. No esperé a acabar todos los análisis para postearlos de una sola en uno o dos días. La frecuencia con que saldrán en esta oportunidad será de tres a cuatro días cada uno, de acuerdo como el tiempo me lo permita, ya que también cuento con otro blog, Me Escapé de Casa.
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