viernes, 1 de mayo de 2020

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El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 1) / Reseña Literaria

El Principito, pese a ser un libro muy corto, está repleto de frases, cada una de ellas muy inspiradora y con un gran mensaje o enseñanza. El autor, Antoine de Saint Exupéry, supo muy bien colocar dichas frases entre los diálogos de los personajes. En este post, les presento el análisis personal a fondo de tres frases del libro del escritor francés.
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Para los que por primera vez visitan este sitio, les invito a leer mi reseña sobre El Principito que consta de cinco partes, en la cual me ocupé de la sinopsis, biografía del autor, resumen por capítulos de la obra, análisis de personajes, análisis crítico, interpretación, conclusiones y recomendaciones. Todo eso, así como los posts sobre el análisis de frases que se irán publicando desde ahora, lo pueden revisar en el Índice (clic en el ícono para entrar). En dicho Índice se encuentran los enlaces de todas las publicaciones referentes a lo que escribí sobre El Principito, incluso los que subí en mi otro blog. Así como la saga de artículos sobre la reseña, habilité un ícono de AVANZAR y RETROCEDER, igualmente lo hago acá, para que puedan tener una mejor navegación por esta serie de análisis de las frases. RETROCEDER está al inicio de cada post (no en este por ser el primero de su tipo) y AVANZAR está al final. El Índice como ven estará al comenzar. Así les facilito su estadía en mi sitio.

Durante la reseña de El Principito hice análisis previos sobre algunas frases del libro, pero durante lo que se viene a continuación será mucho más minucioso y trataré de desentrañar palabra por palabra. En seguida paso con el análisis de las primero tres frases que elegí de uno de mis libros favoritos, “El Principito”:

Frase 1: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”

Lo dijo el zorro al Principito viendo la tristeza del niño al pensar en su rosa. Al parecer había muchas iguales a ella. ¿Qué no era tan especial como creía?

Esta frase tiene un gran significado y me hizo pensar mucho, reflexionar para ser exactos. Como reza el dicho “todo entra por los ojos”, es decir que lo que vemos primero tiene mucho valor a simple vista y nos sentimos atraídos o cautivados por la belleza física de algo o alguien. La primera impresión puede ser engañosa, en realidad, casi siempre nos juega una mala pasada. El Amor a primera vista NO existe, muchos lo confundimos. No es lo mismo Amor que deseo o atracción física.

Cuando el Principito vio las rosas en el jardín, se dio con la sorpresa de ver a que todas ellas eran tan parecidas a su rosa que dejó en B 612. ¿Cómo era posible? Aquí es dónde muchas personas adultas caen en la tentación de desembarcar en otros puertos, beber de otra fuente, navegar por otras pieles, o, bueno, enredarse con muchos amantes o simplemente parejas de paso. Nos retozamos de lujuria y pasión viendo que hay parejas tan o más bellas que la que tuvimos o tenemos. Creemos por buen tiempo encontrar felicidad en estos actos. Nos satisface, nos complace, pero a la larga nos hunde en la soledad, nos hace sentir vacíos, porque lo que cogiste no te pertenecía, sino a otro u otra. Tú estás destinado a uno o una, nada más. Él o ella son especiales para ti y viceversa. El zorro hizo entender al Principito que los momentos vividos al lado de su rosa la hacían especial, importante, lo más importante en el mundo, en el universo.

El Principito es un niño y por lo tanto piensa como niño. En él no hay malicia, no hay malas intenciones o deseos mundanos. El Principito aún es un niño. Pero un adulto es muy distinto. El adulto peca, comete adulterio, puede ser promiscuo y lascivo cuando se lo antoje, cuando se le calienten las hormonas, cuando el cerebro está en la entrepierna y no en el corazón. Por un momento nos olvidamos que tenemos o teníamos a alguien. Si aún la tenemos, eso cataloga como traición o falta de respeto. Si la otra parte consiente, entre ambos hay una falta de respeto. Quizá suene anticuado. Pero estoy hablando del Amor, y este sentimiento no tiene fecha de caducidad, no hablo de unión conyugal por derecho o necesidad tampoco de relación por mera obligación o costumbre, estereotipo de la sociedad moderna. Hablo de Amor, ese Amor puro que sintió el Principito por su rosa, ese Amor de niño. Lástima que la sociedad hace honor a la frase “desde que el sexo se hizo fácil de conseguir, el Amor se volvió más difícil de encontrar”.

Qué fácil es caer en la tentación. No es más que síntoma de ser una persona débil, sin control de las emociones y adicto al placer de la carne. Creemos que el sexo es lo más común porque nuestra mente nos incita al desfogue, nos dejamos dominar por la excitación. Claro que es una necesidad corporal, pero una necesidad como comer o dormir. Si comes en exceso o poco, o de cualquier plato te haces daño; igual si duermes mucho o poco acabas mal. Dicen que el hombre ha evolucionado y ha descubierto el placer, que con esto se supera a los animales que solo tiene periodos de apareamiento. En cambio, el hombre puede tener relaciones cuando le dé la gana. ¡Vaya! El animal es quien no sepa dominar sus impulsos y no es quien sabe cuándo es el tiempo adecuado.

He sido parte de la libertad sexual, como la mayoría de adultos. Pero no tardé en darme cuenta que hay mejores cosas en las que dedicar el tiempo. La carne llama a la carne, claro. Pero el pensamiento profundo de cosas más importantes que el sexo hace olvidar temporalmente a la carne. Además sé que ella está allí, quien es sólo para mí y yo soy solo para ella. Si amas, estás conectado. Conoces el momento preciso y cuando llega ese momento el acto es más placentero y el éxtasis no se compara con nada. El tiempo hizo importante a tu rosa, sólo hay tiempo con una, con otras sólo fue un soplo, un instante insignificante. Además, quién más va aguantar tus pestes y berrinches. Nadie te conoce más que tu rosa. Ella es especial, es importante, y siempre lo será.


Frase 2: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.”

También se lo dijo el zorro al Principito. Esta frase va de la mano con la que puse al inicio. Es parte de la conversación donde se menciona a la rosa. “Solo con el corazón se puede ver bien”, pensar de forma materialista o superficial ofusca al corazón y nos vuelve insensibles, faltos de equilibrio mental y emocional. “…lo esencial es invisible a los ojos”, viendo sólo con ojos no nos hará visualizar el entorno más allá de nuestras narices, no podremos ver lo que realmente importa o lo que será mejor para nosotros, no quizá a corto plazo pero de hecho que a largo sí.

Todo lo que vemos al momento debe analizarse y meditarse antes de tomar una decisión. No debemos actuar de forma precipitada sin antes haber sopesado los pros y los contras. Seguir nuestra intuición y consultar con nuestro yo interno es la mejor alternativa para descubrir lo que se esconde detrás de lo que se vea. La voz de nuestra consciencia es sabia, no tenemos porqué subestimarla, ya que guiándonos de ella seremos capaces de encontrar las respuestas a las preguntas más difíciles, que incluso nos planteamos en la vida cotidiana.

Lo que tiene más significado e importancia sólo puede ser visto con el corazón, no hay otra forma, no hay otro camino. Es necesario volver a ser niños o recordar que lo fuimos para ser más intuitivos y sentir las vibraciones de las personas y cosas, así sabremos lo qué es bueno y lo qué es malo. Si entrenamos más la mente, hasta podríamos ver el aura de todo lo que nos rodea, ver de qué color es, que tan amplia es, que transmite, qué sensaciones. Esto recuerda un poco al libro “La Novena Revelación” de James Redfield, cuando el protagonista puede ver más allá del mundo físico, hasta sin llegar al estado de desdoblarse astralmente es capaz de ver la “magia” que envuelve al universo. Alcanzar este nivel no es tan sencillo como la novela lo narra, para eso se tienen que pasar por muchos entrenamientos espirituales que incluso muchos maestros han padecido. Es evidente que los niños no pueden ver al nivel de un maestro espiritual, pero sí pueden sentir las vibraciones, ya que en sus corazones no existe la perfidia ni la maledicencia; a esta escala las intenciones de los demás son mejor leídas y lo que esconde detrás de un rostro o cuerpo bonito yacen muchos defectos que no conocemos o con lo que no hemos aprendido aún a lidiar.

Detrás de la belleza física de la rosa había detalles que el Principito conocía a la perfección. Luego supo que todo lo que brilla no es oro. Sin embargo, ella era su rosa, no era perfecta porque nadie lo es. El Amor no es perfecto, no es como lo pintan en las películas o telenovelas. Tampoco el Amor se forma de la noche a la mañana, el Amor se construye, partiendo desde lo más básico que es empezar a conocerse el uno al otro. Es muy probable que la sensación de que te conocí antes en alguna vida pasada no basta para sentir Amor, porque antes del Amor viene el gusto y el querer; el gusto es efímero, el querer es temporal, pero el Amor es eterno. El Amor tiene que aflorar como algo espontáneo, no como algo forzado, porque si no estaríamos confundiéndolo como obligación o costumbre, o peor todavía, con el miedo a quedarse solos. Creo que si hubo Amor en una vida pasada, el Amor duerme en esta vida, esperando despertar cuando la persona elegida aparece. Muchos no sabremos exactamente definir el Amor, pero de hecho que sí podemos sentirlo, y eso se aprende.

Llegará el día cuando aprendamos a ver lo esencial. Abriremos nuestros corazones como lo hace un niño. Como se dice habitualmente, “desnudaremos nuestras almas”. No lo digo sólo porque lo escuché o me contaron, lo digo porque cada día que pasa del resto de mi vida lo experimento. Es un camino no rodeado de flores para aprender a conocer lo esencial, es todo lo contrario a lo que se cree; se tiene que atravesar profundas ciénagas, puentes quebradizos, sortear alimañas de toda calaña, escapar de hambrientos devoradores y, especialmente, no nos desviemos más de la ruta porque sabemos que si seguimos saliéndonos, terminaremos perdidos y será complicado tomar de nuevo las riendas. Escucha siempre tu corazón y actuará cual si fuera una brújula, nada te será invisible, podrás verlo con claridad y mantendrás firme tu convicción. Recuerda que hay alguien esperándote, alguien con quien compartiste buenos y malos momentos. Ambos son el uno para el otro.


Frase 3: “No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”

Dijo el Principito a las rosas cuando fue a verlas otra vez. El niño había encontrado un buen amigo, mejor dicho ambos se encontraron. Esta frase dice mucho sobre la Amistad, el significado que ésta tiene. Entre zorro y el Principito se creó un gran lazo, así como ocurre con las personas que más estimamos en la vida, con quienes somos capaces de entregarlo todo sin pedir nada a cambio.
El zorro es sinónimo de fidelidad e incondicionalidad. Entre los miles y millones de seres que hay en el mundo el destino quiso que tenga como amigo al zorro. La amistad se parece mucho al Amor. Y si queremos hablar de ejemplos, la historia entre el zorro y el Principito es una buena elección. Los seres humanos somos tan semejantes como cada especie de animal es acorde entre sí.

Es mejor tener un solo amigo que muchos, porque en realidad si decimos tener muchos, no son amigos del todo, son meramente amistades o conocidos que van y vienen durante las diferentes etapas de nuestra vida. Un amigo no dura una temporada, un amigo dura para siempre. Estén cerca o lejos, el lazo que se creó entre ambos nunca se romperá.

La amistad aflora entre dos personas que necesitan de alguien con quien compartir sus momentos de alegría y tristeza. Lo mismo pasa en el Amor. La amistad es única, única para cada persona. A diario vemos cientos de rostros, caminando por la vereda vemos pasar a gente extraña, con la mayoría jamás volveremos a toparnos, no porque no sean interesantes, sino porque no estaba escrito que los conociéramos o nuestra experiencia cabría que esperar, hasta que llegue el día que conozcamos a alguien quien nos marcaría la vida. Todos somos especiales, pero no a ojos de todo el mundo, y ¿para qué? Con que solo tu amigo, tu novia, tu esposa, tu madre, tu padre o tu hermano te vean como alguien notable, basta.

Para qué rogar amistad a gente que no vale la pena, y también para qué rogar amor a la mujer o al hombre que no les interesamos o nos desprecian. Alégrate como el Principito, que antes de conocer al piloto, tenía al zorro como su único amigo, haciendo que cada cual sea único también en el mundo. A de Saint-Exupéry no le fue necesario escribir más líneas para dotar a la historia del zorro y el Principito de maravilla. El lector se imagina las andanzas de los amigos por los bosques y prados, las correrías por los senderos y colinas, los momentos tirados en el pasto observando las aves del cielo y las formas que hacen las nubes con los soplidos del viento. Quizá el autor no vio oportuno dar más detalles de sus pequeñas aventuras porque creyó que el lector volaría su imaginación con su obra. Esa es la magia que transmite El Principito.

Se percibe un aire de sosiego entre esta gran relación de amistad. La paz que cede la lectura de los diálogos entre el zorro y el Principito te abarca sin previo aviso. Hasta me sigo preguntando, ¿cómo es que tan poco texto puede causar emociones tan grandes que nos atiborran de sentimientos? Es una lectura placentera que a veces adormila como las teclas del piano que de repente se pone a tocar un ser amado en casa o, simplemente, cuando la escuchamos de algún audio o video del ordenador.

El zorro y el Principito se encontraron porque ambos estaban solos, se sentían solos en un mundo que les era indiferente. Se conocieron y se aceptaron como amigos en el momento justo. No tardaron en ser nuevamente felices. El Principito extrañaba a su rosa y el zorro era odiado por los hombres. Ahora al fin tendría a su lado a un compañero, con el cual charlar, jugar, pasear, ir de arriba para abajo hasta que acabaran agitándose. Tener un amigo les había resultado más satisfactorio y beneficioso de lo que se imaginaban, pues ahora eran únicos, se sentían valorados, estimados, se sentían queridos. Eso representaba más la dicha completa de lo que es estar acompañado. Nadie podría estropear una amistad tan bella, ni animal ni hombre. Ellos solos frente al mundo eran grandes. El estar juntos los hacía muy felices.

Aquí es donde doy mi punto y aparte con el análisis de frases del libro “El Principito”. Serán mínimo unas tres por cada episodio que les brinde. Trataré de analizar el mayor número posible de frases, pues de hecho, que casi todas o las de mayor relevancia en la obra. A comparación de los posts anteriores (los de la reseña), éstos los estoy escribiendo con la consigna de finalizar una parte y publicarla de inmediato. No esperé a acabar todos los análisis para postearlos de una sola en uno o dos días. La frecuencia con que saldrán en esta oportunidad será de tres a cuatro días cada uno, de acuerdo como el tiempo me lo permita, ya que también cuento con otro blog, Me Escapé de Casa.
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