martes, 28 de abril de 2020

Escrito 15:58 por con 0 comentarios

El Principito: Resumen por Capítulos / Reseña Literaria

Continuando con la secuencia de posts sobre la reseña del libro “El Principito”, en esta oportunidad me dediqué en resumir la novela completa capítulo por capítulo. Si en caso quieren leer algo más breve como la sinopsis, pueden ir a la entrada anterior.

El Principito consta de 27 capítulos con un gran mensaje en cada uno de ellos. Si bien la historia corre secuencialmente y no tiene ningún capítulo que concluye por separado, cada uno nos regala una enseñanza distinta.

Lo que llamó mucho mi atención, y me imagino que la de todos los que leyeron El Principito, es la dedicatoria del libro. De Saint-Exupéry evita las clásicas líneas de agradecimiento, más bien empieza pidiendo perdón a los niños a los que principalmente se enfoca la novela, porque se lo dedica a una persona mayor, a León Werth. Pero luego profundiza con lo siguiente: “todas las personas mayores primero fueron niños (pero pocas lo recuerdan)”. Y como iremos leyendo en el libro, las dos caras de la monedas niños/adultos son elemento clave para su comprensión.
Imagen
Imagen
Tal cual vemos desde la apertura del libro, el autor nos muestra su alma de niño y su forma particular de ver la vida. El Principito sin duda te hará soñar y regresar a ese pasado repleto de inocencia, donde sólo sabíamos valorar lo verdaderamente importante. Ahora, léanlo:


Capítulo I

El protagonista de la historia cuenta una anécdota de cuando era niño. En esta relató que, fascinado por los animales de la selva, una vez dibujo una boa que había devorado a un elefante. Cuando se lo hizo ver a los adultos, ellos dijeron que se trataba de un sombrero, así que volvió a hacer un dibujo pero ahora con el interior de la boa al descubierto. El elefante podía verse. Con esto el niño supuso que jamás una persona mayor se hubiera imaginado que su dibujo era el de una serpiente con el estómago lleno y no el de un simple sombrero. A falta de imaginación de los adultos, el joven protagonista tuvo que ser más específico con su dibujo.

Se da a entrever que el narrador aún conserva esa aura que portaba en su infancia, ya que muchas veces siente que no pertenece al mundo de los adultos, con sus conversaciones intrascendentes, de temas aburridos y muchas veces sin sentido. Pero para poder sobrevivir en este mundo, contra voluntad suya, ha tenido que adaptarse y fingir que está conforme con lo caótico y superficial.

Durante este capítulo se muestran ilustraciones al respecto a mano del mismo autor, patrón que se irá repitiendo en la mayoría hasta el final del libro.


Capítulo II

El narrador, que ya es una persona adulta, es un piloto que vuela por todo el mundo. Cuenta que en uno de sus viajes sufrió un accidente en el desierto del Sahara. Fue a estrellar su avión en mitad de la nada, donde solo había incontables dunas. En este acontecimiento, de Saint-Exupéry hace referencia a un accidente que él mismo protagonizó en la vida real.

Ahora el piloto tendría que luchar contra la mala fortuna para sobrevivir en el desierto e involuntariamente se había sometido a una carrera contra el reloj en la reparación de su nave, que era la única esperanza de salir vivo de aquel remoto paraje.

Al amanecer del segundo día de su caída es despertado por una voz infantil. Era un niño de cabellos de oro y vestido como un principito que le pedía el dibujo de un cordero. Ante la sorpresa, el piloto cumple el deseo del muchacho, pero cuando le muestra su trabajo, éste no se queda satisfecho, así que le pide nuevamente que lo haga. Tras varios intentos al fin logra convencerlo, mostrándole una caja con tres agujeros. “Esta es la caja. El cordero que quieres está dentro”, le dijo. Con este dibujo al fin pudo convencer al niño, que rápidamente lo aprobó. Aquí es donde nos damos cuenta que el Principito es la misma personificación del piloto durante su niñez, mucho antes de que los ojos de adulto no pudieran ver más allá de lo común. Esto es un guiño al capítulo anterior cuando los mayores confunden la boa con la barriga llena con un simple sombrero. El niño vio lo que un adulto nunca vería si no se lo detallaran.


Capítulo III

El piloto se interesa por conocer más sobre el Principito, de dónde venía y cómo es que apareció en aquel desierto; pero su intento fue vano porque el jovencito no soltó respuesta alguna. Se entiende esta situación como el primer intento del piloto de volver a la infancia. De Saint-Exupéry da a suponer su añoranza por volver a ser niño como la mayoría de autores se sumergen en sus historias relacionándolas con sus experiencias.


Capítulo IV

En este capítulo el Principito da unos cuanto detalles de su procedencia. Le relata al piloto que viene de un asteroide muy pequeño de nombre B 612. El autor tomó como referencia a un cuerpo celeste que realmente existe en el espacio, pero en el libro lo describe mucho más diminuto, algo más chico incluso que el mundo de Kaiosama si viste Dragon Ball. B 612 es un planetoide que posee algunas formas de vida con un diámetro menor a la mitad de nuestra Luna, ubicado en el cinturón de asteroides que orbita entre Marte y Júpiter. El narrador busca esta referencia a propósito de cuestionarse si no estará siendo como los mayores, quienes nos basamos sólo en datos o información corroborados para despejar toda duda y aprobar por verídico un hecho o cosa.


Capítulo V

He aquí donde el Principito hace mención de los baobabs por primera vez en el libro. Estos baobabs son árboles que son un peligro en un planeta como el suyo porque sus raíces lo invaden por completo siendo como una especie de plaga. Cuando recién aparecen, son inofensivos; pero si no son destruidos a tiempo, pueden llegar a crecer tanto que sería inútil luchar contra ellos.

El Principito cuenta que mantiene una disciplina de cuidado de su planeta. Periódicamente lidia con los baobabs impidiendo a toda costa su crecimiento. Entendemos que se hace una muestra sobre los problemas a los que se enfrentan los niños, son pruebas que el infante deberá pasar para ayudarse a forma su carácter con el fin de no rendirse ante las adversidades; pero no debemos confundir a estos baobabs con los rosales, que en este caso se tratan de las personas viles o de intenciones perversas que muchas veces alcanzan hasta dañar el ego y aniquilar la inocencia.


Capítulo VI

Es el momento en donde el piloto toma consciencia del mundo del Principito porque es cuando empieza a sentir que renace su niño interior. Se habla de las decenas de atardeceres que se producen al día en el planeta del Principito, ya que por ser tan pequeño, sus movimientos de rotación duran mucho menos. Estos ocasos causan gran deleite en el niño cada vez que lo contempla, maravillado de la belleza del universo. Es conocido que para todo infante el paso del tiempo sucede mucho más rápido que el de los adultos. Es una etapa de la vida que pasa como un soplo y que cada día es vivido al máximo, cargado de emociones y sorpresas, donde incluso el evento más común a simple vista es lo más hermoso que se pueda sentir. Una pena que cuando se es adulto toda esa inocencia y maravilla se borra de nuestros corazones, que una puesta de sol se torna algo corriente. “Una pérdida de tiempo estar mirando un atardecer”, pensaran la mayoría de adultos, con lo tan ocupados que estamos.


Capítulo VII

El piloto y el Principito abren una discusión. El niño se aqueja frente al problema que podría significar el cordero en su planeta, porque podría comerse a su flor que ha cuidado desde que apareció en su vida, una rosa de tres pétalos que era lo más importante para él.

La rosa por tener un lazo fuerte con el Principito no debía correr el riesgo de ser arrancada por la boca del cordero, un animal que se alimentaba de plantas y que muy probablemente era incapaz de distinguir entre una flor y un baobab, para éste ambos serían igual comida. Por lo tanto, ahora el cordero resultaba una amenaza para el ser más preciado del Principito; en un instante pasó de ser una solución contra los baobabs a un problema para su rosa.

El aviador, hastiado de la falta de sentido común del Principito ante la situación de riesgo en que ellos se encontraban, se empeña más en la reparación de su avión y no en problemas insignificantes que no tiene que ver nada con el presente. Protesta por su actitud de dejar a un lado los asuntos serios, pues salvar la vida de ambos valía como prioridad. El Principito rompe en llanto. Esto conmueve al aviador y busca la manera de apaciguarlo. Hace un alto en su labor de mecánico y dibuja un bozal para que lo use el cordero y así no pueda dañar a su rosa. El Principito llega a calmarse.


Capítulo VIII

Este es el capítulo de la rosa del Principito, una flor tan bella como caprichosa. El autor a través de este pasaje nos enseña, o hace recordar, que en la vida de pareja no es todo “color de rosa”, la convivencia suele ser muchas veces muy complicada sino dejamos a un lado los impulsos y/o actitudes tóxicas, como el orgullo, la vanidad y el egoísmo. Hay una marcada diferencia entre “querer” y “amar”. Cuando se quiere a alguien hay interés de por medio, esperas más en recibir que en dar, y si no recibes lo suficiente, reniegas al grado de herir al otro. Pero cuando se ama es muy diferente, porque en el Amor no existe el interés, entregas todo de tu ser sin esperar nada a cambio y eres capaz de lo que sea para que esa persona sea feliz, no importa si esté a tu lado o no, con tal de que se sienta bien, tú también lo estarás.

Visto desde otra perspectiva, la rosa y el principito puede aplicarse también a la metáfora para los hijos y la madre (o padres) cuando llega el día de irse de casa. Los hijos se dan cuenta de que dependían mucho de ellos y de todo lo que recibían.


Capítulo IX

El Principito sigue contando su historia al piloto. En este capítulo explica la forma en que dejó su planeta. Tras meditar por mucho tiempo lo que sería de su destino, el niño decide irse de B 612 con rumbo a conocer otros mundos. Se sentía algo cansado por las actitudes de su rosa, por su búsqueda constante de atención y el deseo de satisfacer sus caprichos valiéndose de su belleza física. Ante la inminente partida, la flor le apremia por irse inmediatamente lamentando no haber sido la compañía que él esperaba. Esto evoca a un primer amor que alguna vez tuvimos y que en la inmadurez de ambos no se pudo superar los obstáculos o dar el brazo a torcer para el bienestar del otro. Pero el Principito se va con la convicción de regresar una vez haya completado su viaje de autoconocimiento y haya adquirido más experiencia de la vida saliendo de su zona de confort.


Capítulo X

El Principito aprovechando la migración de las aves, comienza su viaje conociendo seis asteroides-planetas antes de llegar a la Tierra. El primero asteroide de nombre 325, el Principito conoce a un rey, que en todo momento estuvo sentado en su trono jactándose del poder que decía tener. Para el soberano cualquiera resultaba ser su súbdito, pese a que en su pequeño planeta sólo habitaba una rata. Aseguraba gobernar sobre las estrellas del cielo y qué éstas le derivaban obediencia. Sin embargo, el rey no podía disponer de un acato a la hora del día, pues tenía que esperar a que fuera posible. Allí, es donde el Principito entiende la diferencia entre gobernar y dominar, aprende algo muy significativo cuando no pudo tener su puesta de sol al momento, aprende que la voluntad de obedecer mora en uno mismo y que no estamos forzados a cumplir órdenes ajenas: el libre albedrío en el universo.


Capítulo XI

En el siguiente planetoide, igual que en el anterior, se encuentra con un solo habitante. Esta vez se trata de un vanidoso. El sujeto no paraba de elogiarse a sí mismo y cuando vio al Principito le atribuyó como uno de sus admiradores por lo que le instó a aplaudirlo. A un principio esto divirtió al Principito pero no tardó en aburrirse. Notó la actitud ridícula del vanidoso que necesitaba de la aprobación de los demás para sentirse bien en un lugar donde nadie había más que él. A parte de pena, se entiende que el niño sentía lástima.


Capítulo XII

En el tercer asteroide, el Principito se topa con un bebedor, con el que conversa muy poco, pero lo suficiente como para llevarse un concepto de este tipo de individuos. Al respecto, el Principito conoce de primera mano a una persona negativa hundida en su vicio sin ningún control de sus actos o emociones. El bebedor es un claro ejemplo de la necedad y mediocridad del hombre que vive inserto en un círculo vicioso, del cual él mismo siente vergüenza, por lo que bebe tanto para perder consciencia de su desgracia.


Capítulo XIII

Ahora le toca al Principito visitar el planeta del hombre de negocios. Este hombre vivía muy ocupado inmerso en su trabajo sin descanso; se dedicaba al manejo de cifras y números, una contabilidad general de las estrellas del cielo. Decía poseerlas todas cuando el Principito le preguntó qué hacía. El niño se percató que lo inservible de aquel trabajo, porque de qué servía poseer algo que no le reportara ninguna ayuda, o sea, que no le valdría para sacarlo de algún apuro; de qué valdría poseer tantos millones si sólo estarían allí estáticos sin la manera de usarlos. Dejó así pensando el Principito al hombre de negocios.


Capítulo XIV

Le llegó el turno al quinto planeta, que sería el más pequeño de todos. Y es aquí donde el Principito conoce al farolero, el único que le pareció algo simpático o alguien con quien podría trabar amistad. En este mundo los días y las noches corrían vertiginosamente, en cual el trabajo del farolero constaba de prender la luz de noche y apagarla de día sin darle tiempo de descansar o caminar un rato. A través de este personaje de Saint-Exupéry hace alusión a la clase obrera de un gobierno, un hombre que vive por y para el trabajo porque lo empodera como un deber sin cuestionar su miserable existencia.

En un mundo que no da tregua al descanso vuelve esclavos a millones de hombres con su creciente industria y tecnología. Tan sumergida están estas clases que han caído en otra forma de círculo vicioso que los consume y dejan de ser dueños de su vida.


Capítulo XV

El Principito al fin visita al último de los asteroides y a la vez el más grande de los seis. Conoce en esta ocasión al geógrafo, un hombre que ha acumulado conocimiento durante el transcurso de su vida y que lo ha plasmado en sendos mapas que tenía sobre su escritorio y que siempre examinaba minuciosamente. Pero toda esta información que el geógrafo obtenía es por medio de los exploradores, pues él jamás salió a conocer su mundo ni mucho menos otros, era lo todo lo contrario a un hombre de acción. Cualquier dato debía ser comprobado con pruebas que los exploradores le ofrecían, por ejemplo si iban a una zona montañosa tendrían que corroborarlo con una roca. El geógrafo recuerda al hombre que ha dejado de lado la pasión por descubrir por sí mismo lo maravilloso que es vivir mediante una serie de experiencias cargada de emociones. Que te lo cuenten no es lo mismo que sentirlo.

Cuando el geógrafo le pregunta al Principito sobre del planeta que procede, el hombre casi ni le da importancia a la rosa. Ser consciente de que la rosa fenecerá algún día rompe el corazón del Principito. Pero fue gracias al geógrafo que nuestro protagonista se entera de la existencia de la Tierra.


Capítulo XVI

Llega el día en el cual el Principito llega a la Tierra. Aparece en medio del desierto donde a un principio no ve ningún ser humano. Es en nuestro planeta que los tipos de hombres que se conocieron en cada asteroide están distribuidos en toda la superficie en números distintos. Los de menor cantidad son los reyes a comparación de siglos atrás y los más abundantes son los del tipo farolero.


Capítulo XVII

El Principito tiene su primer enfrentamiento con la muerte en forma de serpiente. Nuestro protagonista encuentra al reptil en mitad del desierto, anunciando que pronto llegará a su etapa adulta y que esto es solo una muestra de los peligros a los que se enfrentará durante su vida. El animal en dicho instante decide no atacar porque percibió la pureza del corazón del Principito. Interesante que sea necesariamente una serpiente la que se cruce con el niño, puesto que concuerda con el dibujo de la infancia del aviador a la apertura del libro.

La desolación del desierto hace que el Principito se sienta triste pensando que quizá la Tierra es un planeta despoblado, pero la serpiente le revela que no es así y que hay lugares donde se topará con muchos seres humanos. Hay un poco de cansancio en el Principito desde que dejó atrás a B 612.


Capítulo XVIII

La pregunta del Principito de dónde se encuentran los hombres sigue en pie. Con la convicción de conocer a alguno tras el diálogo con la serpiente, el pequeño continúa su marcha y una flor se cruza en su camino. Ésta le cuenta que los hombres son raros porque no tienen raíces. Según lo que siguió exponiendo, un ser que no pertenece a nada, que no tiene raíces y que anda libre sin ataduras puede que sea peligroso. Una clara remembranza a la sociedad del siglo pasado que de Saint-Exupéry plasma en su obra, en la que muchos aseveran que se refería a las causas de la Segunda Guerra Mundial.


Capítulo XIX

El Principito continúa con su viaje de exploración por la Tierra. Pasa mucho tiempo sin poder avistar a alguien con quien conversar. El sentimiento de soledad se cierne más sobre el niño. Del desierto pasa a conocer las montañas, elevaciones rocosas yermas y frías. Es allí, encaramado a una, cuando intenta trabar amistad con ellas, pero no consigue más respuestas que el eco de su misma voz. Tras esta acción, el Principito prosigue su búsqueda.


Capítulo XX

Antes de hallar a un ser humano en nuestro mundo, el Principito es testigo primero de algo que lo dejó boquiabierto, pues lo que se le presenta ante sus ojos es un jardín de flores, muy parecidas a la suya. Este hallazgo tambalea la tranquilidad del joven príncipe, llegando a pensar que el ser que más quiere en el universo no tiene nada de especial. Se equipara con la primera de nuestras desilusiones cuando descubrimos de la manera más brusca que estamos dejando de ser los niños inocentes que éramos. Después de todo uno se llega a decir que hay muchos como ella o él, y uno un tonto creyendo que es única o único, hacía falta que se abriera los ojos y la vida nos enseñara que es mucho más compleja de lo que se imaginaba. ¡Qué iluso de nuestra parte!


Capítulo XXI

El Principito sigue su camino y se encuentra con el zorro. En poco tiempo se convierte en su primer amigo, después que el animal le pidiera ser domesticado, lo que hace que se cree un vínculo muy fuerte entre ambos. Dicha perseverancia en mantener contacto frecuente, a través de visitas, acaba generando un firme lazo de amistad, tan poderoso que cuando llega el día en que el Principito se despide para seguir su camino, el zorro llora de pena. Durante su experiencia de amigos, el Principito aprende dos enseñanzas muy importantes del zorro. En una, el consejo es que “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”, una sabia apreciación de frente a la vida adulta, como preparación para la entrada a esta etapa. Lo otro es cuando se escucha decir que “fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo importante”, a manera de sosegar el corazón del Principito que aún le atribulaba el hecho de que habían muchas más parecidas a su amada. En este capítulo, también se muestra una gran lección sobre el amor a los animales, que se caracteriza por tenerse una relación más pura que con las personas.


Capítulo XXII

Es cuando ahora el Principito empieza a encontrarse con los hombres, y he aquí que conoce a un ferroviario o guardagujas, que llega a explicarle la forma de cómo viajan las personas en el tren. Cada persona necesita moverse de un lugar a otro, pero la mayoría no tiene un destino determinado, todos toman diferentes rumbos. Esta es una alusión a los objetivos vitales y los indispensables que se emplean para no perder tiempo y salirse de la ruta que uno se traza. Seguidamente se manifiesta aquí a lo enredado que es encontrar el propio camino, sin embargo, los niños como el Principito siempre saben hacia dónde se dirigen.


Capítulo XXIII

El Principito se va encontrando con más hombres y, ahora que está cerca de llegar a la madurez, conoce a otro: el mercader (el vendedor de píldoras). El individuo que conversa con nuestro protagonista le cuenta que se dedica a vender un producto que evita el deseo de beber. Se ejerce en este caso el valor de lo natural, aquello que solicita esfuerzo, en contraste a lo artificial y automatizado. El acto de ganar tiempo para nada tiene algo de positivo si no es aprovechado de modo correcto, ya que se tratan de soluciones fáciles del mundo de la nueva era. Un método de ganar dinero fácil por parte del quien ofrece y un camino sencillo y poco fiable por parte del quien lo compra o consume.


Capítulo XXIV

A manera de relacionar con el asunto de la sed, la historia vuelve con el accidente en el desierto. El Principito y el piloto siguen atrapados en medio de las dunas con más sed que un corredor después de comer palomitas de maíz. Pese a la falta de fe del aviador, él y el Principito se adentran más en el desierto en búsqueda del líquido elemento. El hombre, como un mero autómata, camina sin tener muy exacto que encontrarían nada, solamente por caer en la súplica del niño, a esa parte inocente y soñadora que lo regía aún.

Y en contra de todo pronóstico, encuentran al fin durante la tarde un pozo tan bien construido que se veía como nuevo. Ambos beben hasta saciarse sintiendo la bendición del agua en sus entrañas. El desenvolvimiento de este hecho dejó sorprendido al piloto, pero con eso aprende una cosa muy importante del propio Principito: si se cree firmemente en algo y se aporta esfuerzo, es posible conseguirlo. La mente es un poderoso imán, así como atrae entes u objetos negativos también atrae positivos. En la mente de los niños no existe el pesimismo, dado que la esperanza es un sentimiento primigenio del ser humano.


Capítulo XXV

Una vez que nuestros protagonistas bebieron agua del pozo, el piloto siente que todo esto ha sido preparado. La dicha les bendijo. A continuación, el Principito le cuenta la razón por el que apareció en esa zona del desierto: a punto de cumplir un año de arribo a la Tierra y regresa al punto exacto en el que tocó suelo. Demasiado evidente: aterrizaje de los dos personajes en el mismo punto con un año de diferencia es una muestra más de que el Principito es la infancia personificada del piloto. Luego, se entrevé que la partida del niño a su planeta está a la vuelta de la esquina.


Capítulo XXVI

El día que los lectores esperaban ávidos al fin ha llegado: El Principito debe terminar su viaje y abandonar nuestro mundo. Pero para que el niño pueda realizar este viaje debe ser mordido por la serpiente. Lo que dice que parecerá muerto y si bien seguirá allí.

Lo que se entiende es que el ocaso de la infancia no es el fin de la misma, de cierta forma vive en el interior de cada hombre y es parte inherente de su personalidad. Este capítulo, evidentemente, es en el que el piloto experimenta la mayor de sus tristezas.


Capítulo XXVII

La obra más grande de Saint-Exupéry llega a su fin en este capítulo con un desenlace que encierra el mensaje principal que se puede extraer durante la lectura.

Somos testigos exclusivos de cómo el encuentro del piloto con el Principito cambió por completo su visión del mundo, su modo de pensar y actuar. Tras haber pasado seis años, el narrador rememora su experiencia con el pequeño príncipe y hace el intento de dar con él en el espacio mientras observa las estrellas. En el ínterin siente preocupación por la rosa de su yo infante, pensando que podría ser comida para el cordero, porque cuando dibujó el bozal se olvidó de ponerle una cuerda que la sujetara al hocico. Con esto se abre la metáfora del temor que se siente al entrar a las puertas de las demás etapas de la vida, dejando detrás a la bella infancia, llena de dudas de si la disfrutamos plenamente o si faltó hacerlo, de poder haberla vivido mejor. En conglomerado, la infancia y la niñez son las etapas más puras del ser humano, vive ahí de alguna forma en el correr de nuestra vida, y subestimar su valor será un grave error. El Principito nos recuerda que volver a sentir como niños es lo que ayudará a traer paz a tu corazón.


Así, amigos lectores, es que acabo mi resumen de uno de mis libros preferidos, “El Principito”, que tuve que leerlo dos veces para captar más el hermoso mensaje que destilan sus páginas. Más que un resumen es una especie de análisis por capítulos que me esmeré que salga de lo mejor. Alto grado de spoilers.

En los siguientes posts que podrán leer luego de éste, me encargué de realizar un análisis más a detalle de cada personaje; presenté mi apreciación crítica, mis conclusiones, puntuación del libro y demás curiosidades que será de su interés. Solo denle clic en el ícono AVANZAR al final de la entrada.

Hago relación de todos los personajes del libro, antes de describirlos y analizarlos (Interpretación de las acciones de cada uno y los eventos desarrollados):

Entre los personajes principales, tenemos por orden de importancia (según mi análisis) a los siguientes: El Principito, el piloto o aviador, la flor de tres pétalos, el zorro y la serpiente.

Entre los personajes secundarios, tenemos por orden de importancia (según mi análisis) a los siguientes: Los baobabs, el cordero, las rosas, las habitantes de cada planetoide (el farolero, el geógrafo o sabio, el hombre de negocios, el rey, el vanidoso, el bebedor), el vendedor de píldoras y el guardagujas.

Sé que cada uno tiene su forma de ordenar a los personajes según el orden de importancia, ya que los diferentes puntos de vista, de acuerdo a las experiencias vividas, influyen mucho para centrarse en uno sobre otro. Todos los personajes cumplen un rol importante, son piezas clave de la historia que no me la imagino sin uno de ellos.
Imagen
      editar

0 huellas:

Publicar un comentario