martes, 5 de mayo de 2020

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El Principito: Análisis a fondo de Frases del libro (Post Complementario – Parte 2) / Reseña Literaria

En este post paso a realizar el análisis de tres frases más sobre el libro “El Principito. Como dije en el anterior, será un trío de frases como mínimo que poco a poco iré eligiendo para regalarles una lectura de mis puntos de vista. Repito que todo el texto contenido en estos análisis es de mi autoría, pues no lo copié de ningún sitio, todo ha salido de esta mente fanática de Saint-Exupéry.

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(Guíense del Índice para ir a leer las demás frases). Con El Principito viajamos gratis y en primera clase. Volamos con la historia, imaginamos, reflexionamos y recordamos que llevamos a un niño dentro, ese es nuestro niño que permanecía dormido mientras dejábamos de usar nuestro corazón para ver el mundo.

…Y, esto es para ustedes:


Frase 4: “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.”

Hace referencia el Principito al cordero que le dibujó el piloto, cuando este último le sugiere tener al animal privado de andar libre. Tal vez la frase diga algo muy diferente en los diálogos de la historia, pero dentro hay un mensaje mucho más filosófico.

Todos los caminos rectos, o en este caso fáciles, llevan a una ruina rápida en la vida de las personas. Elegir lo más sencillo nos puede dar beneficios inmediatos, pero con el transcurrir del tiempo aparecerán consecuencias o cargas que nos será complicado lidiar y la acumulación de éstas nos hundirán en la depresión o la enfermedad.

Para ejemplificar la situación de las personas que optan por tomar la vía rápida, el caso más común es el de estafar o robar dinero. Cuando la ambición se apodera importa sólo el beneficio propio aunque se tenga que perjudicar a los demás. Dejar en la más absoluta miseria al prójimo está exenta de remordimientos, hacer el mal llena de felicidad y placer, alimenta el ego y denigra la moralidad. Este tipo de personas se escapan de la lucha de alcanzar el éxito, porque lo que consiguen lo hacen usando el método simplificado y claramente no existe la lucha, les basta con estirar las manos y desposeer al otro. Se pasean a su gusto por la sociedad con tal descaro. La clase social a la que pertenecen, el puesto al cual fueron delegados o elegidos, el lugar donde moren, estos factores influyen mucho en el modo de operar de los ladrones, quien mientras más tenga, más querrá; la acumulación de riquezas sin el sacrificio del trabajo es la base de su pensamiento. “El que mucho abarca, poco aprieta”, llegará el día que en el cual deberá empezar a recibir su primera prueba, que antes de asimilarla le estará viniendo la segunda, no tardará de acumularse la tercera, y así sucesivamente irán apareciendo las siguientes hasta estar con un peso abrumador sobre los hombros. Allí es donde se vive atormentado, huyendo, escondiéndose, una vida en donde la consciencia irá emergiendo si es que aún es posible.

En la vida hay muchas líneas rectas que creemos que nos llevarán lejos, pero ignoramos que estaremos dando vueltas y vueltas, tropezando con las mismas piedras, comiendo de lo mismo como lo haría el cordero; a eso se llama el círculo vicioso que nos mantiene en el mismo mundo sin opción de escape. Se decide ir por el camino colmado de materialismo al ras del suelo y no vemos más arriba que es donde se extiende el infinito espacio, es decir, las infinitas posibilidades que se nos abren si damos el salto con nuestro propio esfuerzo y sin pasar siquiera por nuestras mentes formar parte de los parásitos que solo viven a costa de lo que se encuentra ahí, servido como el pasto en el campo. Fácil es arrancarlo, lo difícil es ganárselo. Cada esfuerzo es bien recompensado y si bien los resultados no sean a veces rápidos, se debe tener paciencia y poner aún más empeño.

Lo que se observa de frente es la simplicidad del camino, ningún reto personal o un misterio por descubrir. La monotonía de estar comiendo del mismo pasto toda la vida tiene también un significado de conformismo, de continuar con lo mismo sin improvisar y empezar a volar alto, no en señal de jactancia o soberbia, más bien en ideal de enaltecer el espíritu a través de la superación personal, descubriendo lo que existe fuera de nuestra zona de confort, zona que ha vuelto mediocres y desidiosos a millones.

¿Qué quieres ser? ¿Un parásito que se arrastra y vive de los demás o un ave que vuela y descubre lo que nunca se imaginó? Claro que no deseas vivir consumiendo de lo mismo. No lo creo. Queremos ser como el Principito que emprende vuelvo agarrado de las aves en un viaje de descubrimiento, que con el pasar del tiempo se convierte en autodescubrimiento. Aquella es la forma de llegar lejos, pues si seguimos atascados en la mediocridad, el suelo se volverá arena movediza y terminaremos sumergidos, aprenderemos nada y seremos incapaces de valernos por nosotros mismos. Muchos ven hacia delante, pero pocos ven hacia arriba. Ir adelante es seguir yendo de forma horizontal y es muy probable que acabes en el mismo lugar de donde partiste, en cambio, si asciendes, si vas rumbo al cielo, podrás verlo todo desde arriba, tu visión del mundo será más amplia, incluso verás que hay más cosas por conocer más allá. El conocimiento es infinito como las estrellas en el espacio.


Frase 5: “Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.”

En la dedicatoria que el autor hace a su amigo Léon Werth se pueden leer estas líneas. Para llegar a ser adultos se pasan por una serie de experiencias en cada una de las etapas, infancia, niñez, adolescencia y juventud. La vida en lo absoluto es aburrida. Somos una caja de emociones que día a día sentimos a través de lo que en nuestro entorno se manifiesta, percibimos al mundo de maneras distintas según lo que vamos experimentando; de lo que aprendemos o vemos hoy, mañana lo sentiremos de otra forma, tal vez más intensa o tal vez menos influyente, de acuerdo a que si cae como garúa o si arrecia como tempestad, o si proyecta como un destello o si nos baña como sol de un mediodía despejado.

Llevamos un niño viviendo adentro. Eso no pocos lo saben. Pero no basta saberlo, es requisito sentirlo para seguir marcando la diferencia. La memoria sigue intacta para muchos recuerdos, porque inconscientemente son esos recuerdos que nos hacen ser los adultos que somos ahora. Por ende, la personalidad de los adultos tiene su origen en las experiencias que se fueron acumulando de niños, y luego en la adolescencia y la juventud, que además son etapas muy difíciles por las dudas que saturan la mente o por los severos golpes que recibe el espíritu. No es raro conocer al adulto de carácter o temperamento fuerte, que alguna vez fue el niño retraído que perdió a muchos seres queridos durante las siguientes etapas de su vida; ni tampoco es extraño conocer al hombre o a la mujer líder en su profesión o arte, que antes fue a quien vanamente le prohibieron o censuraron lo que tanto disfrutaba hacer. Cada quien elige su camino. Nadie —ni siquiera los padres— tienen o deben obligarnos a ser como ellos desean. El ser humano cuenta sí con la obligación de seguir su propio camino que lo llevará a buen destino si sabe seguir bien las señales, evitándose de convertir en un parásito y luchando por ser alguien que aporte a la sociedad. Recordar los primeros años de nuestra vida, en cuando éramos niños, nos proporcionará el ánimo y hasta la sabiduría para que nuestro camino vaya en ascenso y evolucionemos hacia un nuevo campo visual. Adulto y niño serán uno solo, una sola alma, una sola mente y un único espíritu, que siempre ve y va hacia arriba.

Hagamos de nuestra escasez o carencia nuestra fortaleza. Aprendamos a dominar la técnica de la inteligencia emocional. De niños podíamos tener una mejor visión de las cosas pero no contábamos con la inteligencia básica del dominio de las emociones. De adulto ya deberíamos, y si así no ocurre, pues manos a la obra, a rendir el examen; primero descalificarás, de hecho, no preocuparse, es sólo el comienzo, ya que seguirán goteando o lloviendo las pruebas para seguir fortaleciéndote y seguir mejorando tras la siguiente. Deja de fisgonear si el compañero o la compañera de al lado la tiene más fácil los retos que la vida le imponga. Quejarse y compararse es una pérdida de tiempo, es gastar energía en banalidades, en lugar de eso mejor concentrase en las vallas que debemos de brincar para llegar a la meta o metas de nuestras vidas. El niño ayuda, y a veces es necesario pasarle el relevo para que nos apoye en el último tramo, que es donde debemos seguir a nuestra intuición y escuchar con atención los dictados del corazón, apuntar bien lo que nos dice porque si no después nos olvidamos y no lo aplicamos a tiempo ni de la manera correcta.

El Principito es el niño que alguna vez fue el piloto o, mejor dicho, el autor del libro, Antoine de Saint-Exupéry. Pero el hombre había olvidado al niño, los recuerdos sobre él vivían empolvándose en el viejo baúl de su cerebro. De pronto, un accidente le hizo abrir los ojos para ayudarle a encontrar la esperanza, que sin saberlo al principio vivía en el niño, quien le haría mejor persona, mejor adulto y mejor ser humano. El Principito se va haciendo cada vez más especial a medida que el aviador conoce sus aventuras, esa fue la conexión que llevó al hombre a recordarse como niño. Tuvo que acabar en la soledad de un desierto bajo un sol hostil para darse cuenta de la importancia que es volver a tener la visión de un niño, ellos que pueden ser mejores amigos y compañeros que muchas personas adultas. Necesario es recordarlos. Nos salvarán la vida.


Frase 6: “Al primer Amor se le quiere más, al resto se le quiere mejor.”
¡Wow! Esta frase dice mucho. El primer Amor jamás se olvida. Ni que sufriéramos de amnesia. Es uno de los eventos más importantes que se tiene en nuestra vida, y el primer invitado es el corazón, al cerebro se le complica conseguir una entrada, la inocencia reparte las copas, el entusiasmo ameniza el acto y el capricho no se encuentra en la lista, mucho menos la lascivia, ella pertenece a otros clubes. Si la experiencia es corta o nula nadie conoce el final antes que se cierre el telón. El sentimiento puede sonar a volumen muy alto, pero si los anfitriones tienen dos pies izquierdos les será imposible acabar la pieza, pronto tropezarán ya sea por la embriaguez de la inocencia o los efectos malinterpretados del entusiasmo.

Al resto de amores tampoco se los olvida. Irán formando partes esenciales en el correr de la serie de eventos que pasen por nuestra vida. Entre evento y evento habrá espectáculos breves que no sumarán mucho, tampoco habrá comensales que aviven el momento, aquello será fugaz, quizá divertido pero no profundo, apenas probarás unos cuantos bocados de la bandeja y bailarás las piezas tan mal como la primera vez. Serás un desastre en la pista de baile, aunque tu pareja te llene de halagos. Pero luego esto te hará sentir vacío. Será menos emocionante, hasta llegar a ser frustrante. Allí es donde el Amor vuelve a aparecer para fundar otro evento de importancia en la vida. Hasta entonces ya habremos aprendido y nuestro estilo de baile estará dotado de mejor coordinación, se tendrá más elegancia, más soltura y más gracia con la pareja. La experiencia suplanta a la inocencia hidratándonos con su sabiduría, el cerebro se mantiene al fondo del salón observándolo todo y a la espera del momento preciso de actuar, en cambio, el corazón sigue de invitado de honor, a la pasión y a la lascivia no les permitieron el ingreso, por último, la confianza se lleva muy bien con todos. Se arma una bella reunión, la atención y la devoción brinda seguridad al ambiente mientras la pareja continúa en la pista de baile rodeada de miradas de admiración. Ni el terremoto más fuerte es capaz de tumbar los cimientos del recinto. Nadie sale, tampoco nadie más entra. Si eso pasa, si hay falta o acumulación de algo o alguien, todo podría colapsar. Quizá la pareja requiera mayor experiencia.

Amores pueden venir varios o tal vez solo uno, pero se queda el de mayor experiencia. Serás valiente si bregas en quedarte y continuar. No es fácil. Cualquiera tira la toalla, puede sacar a un invitado o meter a otros; allí, es cuando la confianza decide retirarse con la cabeza gacha, sin ella el caos está cerca. No es fácil amar a un principio, porque no es fácil conocer al otro, no es fácil pensar como él o ella. Es toda una odisea, una gran hazaña, en la que sólo los más osados pueden desembarcar en la isla del tesoro. Será mejor que la primera vez, y si fue la única y pudiste abrir el cofre, aún muchísimo mejor, pues el esfuerzo fue mayor, el sudor nos empapó de conocimiento y las heridas cicatrizaron rápidas gracias a la medicina compartida, porque los problemas deben solucionarse antes de dormir, dejando a un lado la falsa creencia de departirlo al despertar. Mañana es otro día, hoy es donde debe ponerse en marcha la sanación, porque el resentimiento es como enfermedad que día a día va acumulándose y carcomiendo la relación.

La inocencia nos hace amar más, pero la experiencia nos hace amar mejor. Es necesario madurar, aprender de las virtudes del otro y entender sus defectos para hallar una solución mutua. No es sólo decir lo que nos gusta. Digamos lo que desaprobamos. Y así como protestamos, aprendamos a escuchar, a aceptar nuestros errores, a tragarnos el orgullo y enmendar el daño. Mudemos el zapato del otro por un momento y sabrás lo que se siente caminar a otro ritmo, a otro nivel o desde otra perspectiva. Así irás mejorando, es el primer paso pero que se repetirá siempre. Lento pero seguro. Y tampoco ser tan lento que nos puede dejar el tren. Reacciona, activa tus reflejos sin dejarte dominar por la basura de la terquedad y la suficiencia, aquello ensucia la mente y abate el corazón. Ser mejor no es tarea fácil, pero lo será pronto. No te cierres, ¡ábrete! Habrá Amor siempre y cuando seas sincero y brindes confianza. Recibirás lo que entregas si él o ella están destinados para ti.

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Como ya leyeron, me explayé en el análisis de tres frases más. Me sorprendo que de una pequeña frase pueden salir muchas palabras. Podría escribir más sobre ello. Quizá en el futuro, en posts exclusivos para determinadas frases. Ya lo veré. En la tercera que publiqué en esta entrada, que vendría a ser la sexta en realidad, quise adaptar la metáfora como parte del análisis. Traté de expresarme lo más compresible que pude. Y es que hay mucho por hablar del Amor, más todavía si estás enamorado, contamos con una musa, que aunque se encuentre lejos, vive en el corazón, nos abraza con sus palabras que viajan kilómetros y nos acaricia el alma con cada “te amo” pronunciado.

Por A o B tengan alguna duda o pregunta, hacérmelo saber por un comentario o mandándome un mensaje por medio de la opción Contacto del menú que ven en la cabecera del blog. El Principito más que un libro, es un tema para tratar a detalle. Compartirlo es de gran ayuda.
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