martes, 28 de abril de 2020

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El Principito: Conclusiones + Recomendaciones / Reseña Literaria

Voy acabando con mis posts relacionados a la reseña literaria de “El Principito”, este es el quinto y último de la serie. Sin embargo, pienso seguir publicando más artículos sobre este “pequeño gran libro” escrito de la inspiración del francés Antoine de Saint-Exupéry. Para los que me han estado leyendo, ya saben que pueden consultar el Índice para ir a cualquier post referente a El Principito, tanto de este blog como otro de mi autoría. Aprovecho la oportunidad de invitarles siempre a visitar este sitio, Tu Lector Ideal, y Me Escapé de Casa, otro espacio donde podrás leer acerca de varios temas de actualidad, libros y literatura en general, narraciones ficticias pero sobre todo reales, investigaciones y documentales en materia de lo paranormal, curiosidades, historia, entre otros.

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La lectura de El Principito no debe darse acelerada. Y si has cometido el error de hacerlo, lo más sensato es que detengas tus actividades para darte el tiempo de pensar o analizar el libro. Así con los pensamientos frescos, todo fluirá mejor. Además tengo una sugerencia (espero de su utilidad) que lo explicaré a detalle en la sección de recomendaciones, la última de esta serie. Vaya sí que hay mucho por hablar sobre este libro y sé que ustedes piensan lo mismo. No hay manera más adecuada que honrar la memoria del escritor que divulgar su obra por todos los medios posibles para que la gente conozca de su existencia en cada rincón del mundo y forme parte de su biblioteca, así como ya de la nuestra, no importa si sea digital, al fin y al cabo se la tendrá como parte de nuestra colección literaria.

Ahora procedo con mis Conclusiones y Recomendaciones, al aguarde de sus impresiones como en los anteriores posts para ayudarme también a mejorar mis formas de expresión y crítica. Todo sea bienvenido. Revísenlo:


CONCLUSIONES

El Principito es considerado un libro infantil por el estilo usado en la escritura y la brevedad de su historia, pero en realidad esta obra es una metáfora de varios aspectos de la vida, donde se hacen referencia a temas que ahondan cuestiones como el Amor y la amistad, tremendamente importantes.

Las alegorías presentadas en El Principito son interpretadas de diferentes maneras, pues cada quien da su propio significado a la novela, según la edad que se tenga, el sexo al cual se pertenezca, las costumbres y tradiciones de una cierta sociedad o la influencia de las experiencias de uno mismo. En consecuencia, cada opinión es válida, desde su perspectiva, no existiendo una forma definitiva que interprete del todo lo que el escritor expresa, tampoco puede haber nadie que diga cuál es la verdadera o se crea que tiene la última palabra.

El libro que con más razón debemos volver a leer cada cierto periodo, en definitiva, es El Principito. Años atrás los lectores han sacado conclusiones muy diferentes, pero con el pasar del tiempo poco a poco se fueron haciendo más extensas y explicativas. Descubrir algo nuevo en algo que fue escrito hace casi ochenta años, es lo que convierte en mágico a este libro, que por lo tanto el propio lector lo hace evolucionar en sus diferentes etapas de la vida y de las épocas de la historia. Una obra que no pasará de moda y que de hecho perdurará con el pasar de los siglos. No exagero que El Principito es como la biblia de la literatura infantil-filosófica.

Me convencí que con el Principito podría seguir aprendiendo aún más si sigo leyéndolo. Cuando lo haga de acá a unos meses o a un año estoy seguro que encontraré detalles que dejé escapar, moralejas ocultas, mensajes discretos o pasajes fantásticos. ¿Por qué se daría esto? Bueno, porque la vida es una amalgama de sentimientos y estados de ánimo en una paleta de tonalidades que uno raras veces escoge, y da la sorpresa que cuando vuelves a leer este libro te das cuenta que te estás leyendo a ti mismo.

El Principito es la prueba en papel de que la inspiración de los hombres no conoce de límites. Antoine de Saint-Exupéry quizá ni se imaginó del éxito que tendría su obra, su gran aceptación a través de los años opacando a muchos libros de autoayuda y filosofía. Es difícil que vuelva a aparecer un escritor tan dotado de imaginación como él.


RECOMENDACIONES

Considero a este libro para todas las edades, desde que un niño ya sepa leer hasta el anciano en el crepúsculo de su senectud. Todos merecemos soñar, desde que nacemos hasta que nos vayamos a la tumba. Una dosis de El Principito es la solución, aunque no les aseguro que evitarán sentirse tristes, y esa condición no está mal, vas por buen camino, por el camino que te revelará una luz.

Cuando recomiendo que “El Principito” es uno de esos libros que todos deben leer, quizás muchos piensen que exagero; pues a mi parecer, no. Incluso, luego de que muchos lo acaben de leer, piensen que es un exceso de creer que esta novela es una de las mejores de su clase. Pero jamás retiraré lo dicho porque como todo quien defiende sus convicciones, digo que El Principito fue, será y seguirá siendo un diamante descubierto de las letras.

La sugerencia que anticipé en la introducción de este post trata de una actividad, digamos, autodidacta. Consta simplemente de escribir sobre este libro como yo lo vengo haciendo en el transcurso de estas publicaciones y como las que vendrán más adelante. No digo que quizás lo hagan tanto como yo, porque les informo que estoy cerca de llegar a las veinte mil palabras y eso se traduce en páginas A4 de MS Word, con tamaño de letra 11 en fuente Bookman Old Style. Escriban la cantidad que les plazca. Como sea que lo hagan, su visión sobre El Principito se ampliará.

Partiendo de la anterior sugerencia, es necesario que se difunda este libro a las nuevas generaciones y a toda persona que no sepa de su existencia. Lean sobre él, coméntenlo, discútanlo. Escribir sobre esta novela es todavía mejor para llegar a más ojos y oídos. Háganlo sin tener temor de fracasar. Fíjense que ahora la Internet es más usada para poder estar informados, durante estos tiempos, donde es más difícil salir de casa, es una excelente opción contar con un sitio para expresarse. El hábito de leer debe ir de la mano con el hábito de escribir, ambos se complementan, reafirman más al otro. Se los digo por experiencia, no porque me lo contaron o estoy sacando suposiciones. Vayan a su ordenador y a ver si empiezan; podrían no necesariamente reseñar este libro, hay miles tan buenos como éste.

¿Y ustedes qué opinan?

Eso es todo por ahora, pacientes lectores. Mi esfuerzo está dedicado a ustedes porque es mi labor fomentar la lectura y el análisis de la misma.

Como lo prometido es deuda (al inicio de esta saga de entradas), les dejo para que descarguen la Reseña completa de “El Principito”, que comprendió cinco posts en este blog. Ahora pueden tenerlo todo en un solo archivo guardado en su computadora o en su nube para consultarlo cuando lo deseen. Dar clic en el enlace de abajo. Les anticipo que las imágenes están casi igual de colocadas como lo hice en las publicaciones del blog, incluso hay algunos links habilitados para abrir la dirección.

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Si se pierden en el navego de estos posts, solo consulten el Índice haciendo clic en el ícono que habilité al inicio de cada uno, a parte que podrán avanzar y retroceder pinchando en el ícono correspondiente. Creo que más no puedo facilitarles la tarea. Les recalco que en el Índice verán los enlaces no sólo de esta serie, pues además puse e iré actualizando otros que te dirigirán a más líneas dedicadas al libro.
Carátula del libro "El Principito"

Y Finalmente, lo que todos se esperan al terminar una reseña…

Mi puntuación para “El Principito” es:
5 ESTRELLAS DE 5





Pueden descargar el libro en Amazon a través del siguiente enlace:
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El Principito: Crítica Apreciativa, Opinión / Reseña Literaria

Continuando con la serie de publicaciones relacionadas a la reseña literaria de “El Principito”, en este apartado expondré mi crítica apreciativa y mi opinión respecto al libro. Antes de leer esta pequeña historia no estaba en mis planes escribir tanto sobre ella. A lo que voy hasta ahora, creo ya haber pasado la misma extensión del libro mismo, admitiendo que jamás me cansaré de elogiarlo por ser uno de mis preferidos. Ahora sí, sin más preámbulos, tengan la bondad y paciencia de leer:
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CRÍTICA APRECIATIVA

No me enfocaré en hablar acerca de lo que trata el libro, porque en los anteriores posts me explayé con el resumen y la descripción de los personajes, incluso comenté algo sobre la vida secreta del autor, Antoine de Saint-Exupéry.

En mis treinta y tantos años llevo mucho tiempo escuchando a gente dar sus opiniones y críticas sobre El Principito, de todas quizás hubo una o dos negativas. Lo mismo he leído en muchos blogs, páginas web, foros, etc.; casi en ningún caso vi que alguien hablara mal de esta obra. Sin embargo, hay algo en que los lectores de este libro concordamos, y es la impresión al respecto de la edad en que se lo lee: De acuerdo con la edad que tengas lo interpretarás de un sinnúmero de formas, pues la historia del “niño príncipe” está atiborrada de metáforas de principio a fin.

De adulto, leí el libro dos veces y no es mucho de la segunda vez. De niño, lo leí (me hicieron leer) en la escuela, pero sólo algunos fragmentos, que no pude entender bien, porque de hecho que debes barrerlo con la vista de la dedicatoria al final para sacar una interpretación o al menos una idea concisa. Aparte de leer la novela, como les anticipé, he investigado bastante sobre ella, y eso me hizo construir un mejor concepto de cada personaje o en su conjunto mismo.

De El Principito no dejaré de apreciar sus enseñanzas y valores expresados, muy sutil y a la vez acogedoramente. Los personajes se describen por sí solos. El autor humaniza incluso a los objetos, lo cual hace del libro una fábula extraordinaria que hace soñar a chicos y grandes.

El estilo de prosa que usa de Saint-Exupéry es impecable al ser adaptada en este género de libro. Pese a lo exagerado que pueda sonar si te lo cuentan, no se piensa lo mismo tras la propia lectura de sus páginas; para la mayoría de los niños es curioso y entretenido y para los adultos es revelador y lejos de ser ridículo. El Principito no peca de aburrido, salvo que nada más acostumbres a leer novelas policiales o bélicas, puede ser que te resulte poco interesante porque acá no verás sangre ni disparos ni apuñaladas.

En El Principito no hay desperdicio de páginas. El autor supo usar el tiempo y el espacio para la interacción de sus personajes. De los detalles se encarga el lector porque cada quien crea a su antojo lo que se haya que agregar o describir. Esto no es ninguna molestia, muy al contrario, es una aventura personal que ejercita la imaginación, que a lo poco alimentará el espíritu y abrirá los ojos si te lo sigues permitiendo.

A lo opuesto de lo que se podría pensar, se escribe mejor cuando se siente tristeza en lugar de alegría. El desahogo es más efectivo que la inspiración por felicidad en cuestiones literarias. Las mejores novelas, películas o series son del género drama, y con esto no estoy diciendo que el Principito sea de talante dramático, sino que me refiero, como ya habrán quizás pensado, a que el autor, en su añoranza, escribía su gran obra que a la postre se supiera que estaba dedicada a su rosa, su amada esposa. Las palabras que fluyeron crearon personajes que la historia siempre los recordaría, porque todos han salido del corazón más sincero y arrepentido, tiene la esencia de Saint-Exupéry, tiene parte de su alma.

Quizá ningún otro libro corto llegue a superar a El Principito. A través de esta historia reforcé mis conocimientos sobre filosofía, psicología, sociología, inteligencia emocional, algo de astronomía y geografía, pero sobre todo, recordé el verdadero significado del Amor y la Amistad. Todo eso se va quedar dentro de mí.


OPINIÓN

En mi país, Perú, la gente casi no lee. Es una de las cosas que menos me gustan y confieso que hay momentos en que siento más rabia que pena. A pesar de eso, conozco algunos por ahí que han leído El Principito, tal vez porque es tan corto y rápido de leer (valga la redundancia). Sea lo que fuera el motivo, las opiniones resultaron favorables con muchos puntos a favor a esta espléndida novela. Me alegra saber que a mis paisanos les conmovió las aventuras del pequeño. En mi caso, leería este libro muchas veces más si es que me sobrara el tiempo, pero con las dos que leí me basta por ahora. Lo recuerdo bien, como si esta secuencia de posts con la marca de “El Principito” no tuviera ya voz propia; pero hay por descubrir más detalles que se pudieran haber escapado de mi ojo analítico. ¿Qué estaría olvidando? Creo que nada.

Cualquier versión o edición que compres de El Principito es de proporción angosta, si no fuera por los dibujos que agregó el autor entre sus páginas, se mostraría más delgado aún. Pero la cantidad no hace al libro bueno, es la calidad y el estilo utilizado. En el Principito hay capítulos de una o dos páginas, y aseguro que allí leí mucho más que en un capítulo de treinta o cuarenta páginas con un tamaño de letra minúsculo y párrafos que no te dan tregua para tragar aire en libros voluminosos de aventuras épicas. Dio en el clavo el francés con esta obra. Mensaje recibido, fuerte y claro, señor de Saint-Exupéry. Ojalá aún viviera para buscarlo y autografíe mi ejemplar.

Gracias a El Principito empecé a tomar consciencia de varias situaciones de mi vida cotidiana. Tenía una lista de pendientes que no había cuando ir marcándolos. Por otra parte, la pandemia que vivimos actualmente en el mundo ha hecho que tenga mucho tiempo para reflexionar, encontrándome con grandes sorpresas en mis planteamientos filosóficos previos. Explayarme sobre mi visión de esta obra por medio de estos escritos ha hecho que abra mi mente y manifieste aptitudes ignoradas a medias.

Aprendí a rebuscar en mi “niño interno” que había olvidado que tiene una colosal imaginación. Si seguía sólo usando mi cerebro de adulto, me seguiría atrasando en mis sueños.

Lo que más me gustó del libro es sobre la historia entre la rosa y el Principito, quedando en segundo lugar la historia con el zorro y en tercer los diálogos con el piloto. Con la rosa rememoré algunas experiencias de mi vida, me sentí muy identificado y —no quería admitirlo— lloré, no en ese momento de lectura, sino cuando más tarde me puse a pensar. Gracias al Cielo, el destino ha hecho que encontrará la más hermosa rosa, quien tiene nombre y apellido, pero por razones que ninguno eligió se encuentra lejos. Después de mi madre sé que no hubo ni habrá otra rosa a la que llegue a amar, porque ella es mía y yo soy suyo. ¡Wow! Mejor la paro ahí, no quiero mojarme las mejillas de nuevo.

Antes he tenido docenas de amigos, ahora apenas menos de cinco. Los que me quedan son como el zorro del Principito. Sé que con este aislamiento social actual es imposible darnos la mano, salvo con palabras de aliento y esperanza. Esperamos que pronto acabe esta pesadilla y el mundo fuera tan libre como en el que el Principito y el zorro corrían.

Tengo muy buenas impresiones sobre el personaje del piloto. Un hombre que volvió a ser niño, a no perder la fe en el momento más difícil, ya que en la mente de los críos casi no hay atisbo de duda, ahí vive la fe, la inocencia y la curiosidad. Muy bello todo. Muy bello el niño que vive en nuestros corazones.


Este, queridos lectores, es el humilde aporte que les entrego sobre mi crítica y opinión de El Principito. Si tendría que describir con una sola palabra a este libro, sería: Esencial. Frases tengo muchas, pero esas las habrán leído entre las líneas escritas detrás.
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El Principito: Descripción y Análisis de Personajes (Interpretación) / Reseña Literaria

Ahora llegó el turno de describir y analizar a los personajes del libro “El Principito” del autor Antoine de Saint-Exupéry, pasé a interpretar tanto a ellos como a los eventos sucedidos durante el desarrollo de la historia. Puesto que cada lector tiene un modo distinto de ver a los protagonistas, lo vertido en este post (el tercero de la saga de reseñas sobre El Principito) se abre a otras ideas y perspectivas, mientras más, mejor; todo con el propósito de alimentar más la magnificencia de esta obra.

Primero hice un despliegue analítico de los personajes principales y luego de los personajes secundarios. En el resumen por capítulos escrito en el post anterior, también podrán dar con un aire descriptivo y analítico de los personajes y acontecimientos de la novela. Dada estas aclaraciones, procedo al desafío de explayarme en el análisis de este pequeño-gran libro:
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PERSONAJES PRINCIPALES DE LA HISTORIA

El Principito:

Fundamentalmente, representa la infancia del autor del libro. Desde el primer momento en que identifica el dibujo de la boa con el elefante dentro de su estómago, nos empezamos a dar cuenta de que es alguien muy especial. A parte de este hecho tenemos una pista de que es un personaje que observa más con los ojos de un niño que con los de un adulto. Todas las aventuras que recorre el Principito se han armado por medio de metáforas, en caso del piloto, es su infancia olvidada que vuelve para dejarle unas últimas enseñanzas, previas a su llegada a la madurez.

En apariencia física, el Principito es un niño vestido acorde a su nombre, de pelo rubio como el oro y con voz cándida. Los dibujos que el autor plasma del joven protagonista son muchos y podemos verlos en cualquier ejemplar que se adquiere de sus libros. Si es que el Principito tuvo un espada, nunca la uso o no se registra una acción que involucre lucha o defensa física, a menos que no hablemos de la serie de enfrentamientos psicológicos, cargados de sentimientos encontrados, que fueron a su vez formando el carácter del niño bajo la amenaza de perder la inocencia para dar paso al futuro adulto.

Ya que el Principito es una representación del niño que una vez fue el autor, pienso que cada adulto tiene su “propio principito” guardado en el fondo de su ser y que tiende a manifestarse en medio de situaciones adversas o dolorosas. Nuestra consciencia está conectada con ese sentimiento de bondad e inocencia, pues hasta el hombre más ruin de este mundo en algún momento de su vida ha sentido amor y esperanza, ha sonreído y ha llorado, ha sido optimista y ha temido; un camino que se recorre en ciclos de altos y bajos, cruzando los mares y pantanos del alma. El Principito nos muestra el verdadero curso para alcanzar la gloria y salvarnos de caer en el desaliento.

Con el Principito podemos ver a través de todo lo que nos rodea, porque con la experiencia conquistada en la vida y la pureza de corazón con que nacimos y olvidamos a los pocos años, somos capaces de sentir sin tocar, de ver con los ojos cerrados, de escuchar las voces internas que nos señalan lo correcto, todo eso, junto, aporta en nuestra evolución espiritual. Grato es el contacto con el yo-niño que puede durar mientras uno se lo permita, dado que mientras más se conviva con este ente del pasado, más libre nos sentiremos de los sinsabores que oscurecen la razón y amargan nuestros días, una dádiva hasta el punto de irradiarnos paz y darnos el control de las riendas de nuestra inteligencia emocional. Nuevo es el hombre que ha tenido su primer encuentro con el Principito, porque para el pequeño su mundo, su universo, es mucho menos complejo, todo es tan sencillo que no necesita de datos superfluos para crear maravillas con la imaginación, aquella que no conoce límites ni ataduras de ningún tipo. Leyes tan concretas como el Amor gobiernan el universo del Principito, una utopía en el mundo real, al menos en la realidad en que vivimos.

No invocamos al Principito, él viene hacia nosotros, ya sea nos encuentre con un sujeta-tuercas en la mano o en medio de la turbación de un fracaso, traerá consigo la seguridad. Él viene y sabe cuándo debe irse, y cuando vuelva será en forma de recuerdo, tan vívido como el corazón te lo permita. El Principito es capaz de volver de nuevo a aquel desierto a pedirte que le dibujes un cordero, así por un momento te darás cuenta de que tus problemas son tan insignificantes a comparación de varios a los que su vida y la de sus seres queridos pende de un hilo. Aprenderás que afrontar esos problemas tal y como lo hace el Principito, es un reto personal que estás obligado a vencer como ser humano, lo quieras o no desde un principio tu destino está en forjar tu mejor arma: el optimismo. Quizá no logres salir de “esa”, pero desde el momento en que digas la palabra “no” aquella espada irá maculándose con su primera hendidura. Ante cada negativa del pensamiento, irás perdiendo la batalla, en la cual será indispensable tener al Principito como escudero, él no conoce de rendiciones.

¿Cuánto nos es capaz de enseñar el Principito? Una respuesta clara para una pregunta directa: Depende de uno mismo. Debes mantenerte abierto a las infinitas posibilidades que tienes por delante, porque así como el Principito, el quien se lanza a la aventura del descubrimiento de más allá de los límites y capacidades propias, tarde o temprano se descubrirá a sí mismo. Verás un reflejo del él en las acciones de los demás y, si se es inteligente, se juzgará él solo y no al quien tiene en frente. El Principito nos muestra lo necio que somos, pero tan sutilmente como sólo un niño lo sabría hacer, él no tira cachetadas a nuestro ego sino más bien te refresca con un baldazo de agua a la consciencia, una reiniciada de neuronas que te trae el pasado de vuelta con el trasfondo de los recuerdos, algo así como moralejas de las experiencias cruciales de nuestra vida. El Principito es el maestro interno que nos conoce más que cualquier maestro espiritual que podamos conocer en el mundo físico.

Todo el crédito en los viajes de autoconocimiento es merecedor el Principito. En el libro nos da una señal de que este niño vendrá hacia ti cuando tanto tu cuerpo como tu espíritu estén en absoluta soledad. Es obvio que a primera vista no lo reconocerás, pero mientras más sensible seas, más rápido se convertirá en la burbuja de tu ayer que flota alrededor. Cuando hayas aprendido lo esencial de él, sabrá que debe marcharse, pero esa no será una despedida, porque quizá nada más se vaya definitivamente de tus ojos, no de tu corazón, él perdura ahí y ahora latirá con más ahínco. Ese brío lo sentirás cada que tus rodillas quieran desfallecer o tu temple se vaya malgastando.

El aprendizaje valorativo que el Principito recolecta de cada planetoide que visita es comparado con el aprendizaje que cada persona cosecha a lo largo de su vida. El espacio en el que viaja el Principito es comparable al tiempo de sosiego o calma que se vive entre un evento importante y otro. La Tierra es como la Meca para el Principito, es el lugar a donde está destinado a ir (venir). Allá (aquí) es donde debería de estar el Principito, donde la mayoría de adultos le necesitan. Su hogar es el corazón de los hombres.

No olvidemos que el Principito nunca responde a lo que se le pregunta. Es él quien las formula como esa voz interior que nos señala el camino. Es más, tiene fe en que el piloto encontrará todas las respuestas.


El piloto:

Ya lo he dicho en múltiples veces durante el desarrollo de esta prolija reseña, el narrador de la historia es identificado como el propio autor, Antoine de Saint-Exupéry. Él se presenta como un hombre adulto incomprendido durante el correr de su vida, sintiéndose desconectado del mundo de las personas mayores, muy disímil a lo que aún creía que era. Ha visto pasar su vida, ha sido testigo del acontecer presto de los años, todo ese tiempo fingiendo actuar como una persona adulta, pues no se siente parte de ellos, sino un extraño que aún tiene sentimientos de niño. Volviendo con el personaje en sí, desde su encuentro con el Principito, el piloto evoluciona. A través de la convivencia con su “alma de niño” aprende a dejar más a su “yo adulto”, que por cierto tenía todavía mucho por depurar. Capítulo tras capítulo el piloto sufre una serie de cambios que lo ayudan a evolucionar, anteponiendo lo que no se ve con los ojos sobre las necesidades corrientes del ser humano.

Nadie está libre de sufrir accidentes como del que fue protagonista el piloto. Esto es una analogía a lo que nos podría pasar mientras un día alcanzamos la cima del éxito o vivimos plácidamente sin preocupaciones de ningún tipo, cuando de pronto, nos sobreviene un percance o desgracia que nos obliga a caer en picado al punto de perder la vida o acabar muy mal herido, y al decir herido, me refiero a que puede ser física o emocionalmente. No importa cómo, pero llega el momento en que toda tu vida sin siquiera predecirlo, se puede ir prácticamente a eso que huele feo y nadie quiere tocar. A fin de cuentas, nadie elije las pruebas o retos más duros, siempre elegimos a los que están a nuestras posibilidades concretarlos. Las pruebas reales vienen de sopetón, como una ráfaga de viento que te tumba por donde más te duele, y casi siempre no se relacionan con lo experimentado hasta ese instante. En el caso del piloto, fue la primera vez que estrelló su avioneta, no porque no sea bueno controlando su nave, sino porque pasó lo que ni en cien años hubiera predicho o imaginado. Saber que se caería algún día, sí; pero de ahí a saber cómo, dónde y cuándo, incluso porqué, es otro rollo, ya que para todo lo que nos sucede hay una razón, la vida te hace llegar a momentos donde supuestamente no tienes escapatoria, esa tonta idea pesimista te sumergirá hasta el punto donde en verdad ya no tengas salida. Tocar fondo es fácil, pero salir, escalar hacia la plenitud es un vía crucis. Me saco el sombrero delante de los que lo lograron.

En el libro, para que el piloto no se quedara a morir de agonía en el desierto, tuvo que quitarse el velo con la ayuda del Principito. Si el yo-niño no habría aparecido al rescate, fácilmente la arena lo hubiera tragado, tanto a él como a su aeroplano. Nadie quiere morir. Es relativo, no obstante, muchos se acobardan o pierden la fe. Tiran la toalla en medio de su desierto y esperan que el calor los consuma y las dunas se los devoren. El piloto, más que un sobreviviente, es un luchador, un hombre que ha despertado, no de inmediato; en lugar de eso, lo hizo a paso lento, manteniendo la cautela y escuchando con atención cada palabra del Principito, a veces renegando a veces asintiendo, el resultado final es lo que aquí vale, lo importante es conseguirlo a tiempo, la premura del pensamiento es una aliada extra que debes aceptar, pero básicamente aprender a poseerla, para salvarte de lo que encontrarás debajo de ese fondo si dejas de respirar.

El piloto tenía una ventaja. Un elemento favorable que lo ayudó a pensar mejor. Es obvio que este elemento, parte de su personalidad, es el “alma de niño” que aún guardaba consigo como aquellos tesoros de la infancia que tenemos debajo de la cama y nos avergüenza a mostrarlos al mundo. Tiene gran significado ese yo de niño, que sería como arrancar parte de nuestra identidad cuando negamos su existencia. Vergüenza deberíamos sentir de las fechorías cometidas y de las malevolencias que nos corroen. Nadie es santo, claro. ¿Podemos actuar mejor? También, claro que sí. Ya estemos sobrevolando las montañas de nuestra vida o estemos con las gargantas resecas, quemados y debilitados por el sol, la elección de dar los pasos adecuados es tuya.

Cuando el piloto regresa a casa, llegará como un hombre nuevo, como alguien que ama mucho vivir. Disfrutará sus experiencias con el espíritu de un niño. Se sentirá feliz dejando de ocultar su verdadero yo.

Una manera muy elegante del autor de desahogarse, es escribiendo este libro; en sí, el piloto es quien lo escribe. El piloto es quien se desahoga con esta narrativa que nos revela lo que yace en su interior. Nos muestra su alma desnuda. Pese a lo duro de la vida militar, ambiente donde quieras o no formas un carácter especialmente arisco, el piloto tenía la personalidad de un maestro de kínder. No son muy comunes estos casos. Tampoco ser parte de la fuerza aérea, naval o del ejército necesariamente demuestras tener un perfil severo con todo el mundo. Hasta las personas más duras, en apariencia, son amables y sociables fuera de su círculo. El Principito, tratándose de un niño muy persistente y a simple vista despreocupado, fue bien recibido por nuestro paciente aviador, aunque éste casi pierde los estribos cuando el niño no le dejaba seguir en el afán de reparación de su nave, pero pronto se le calma el corazón y emerge un sentimiento de compasión.

Durante la historia nos damos cuenta que el piloto lloró más de una vez. Llora porque va descubriéndose a través del Principito. En el desierto tanto un adulto como un niño corrían el mismo riesgo de morir deshidratados. Al Principito no le preocupaba eso, sus inquietudes eran otras, su hora de partir vendría cuando así lo dispusiera el destino. El niño exigía respuestas y el piloto se las fue dando, al menos las que aún faltaban contestarse. Con estas respuestas salidas de su propia boca el piloto aprendió a ver más allá de lo palpable.

Un pozo en el desierto tal vez sea una alucinación, pero si sació la sed, tiene que ser real. El piloto y el Principito son ambos una misma persona, el yo actual y el yo del pasado, el yo-adulto y el yo-niño. El agua que se bebió es símbolo de unificación. La posterior paz tras este acto es el renacer de la esperanza. El piloto ahora está más seguro de que saldrá del desierto.


La flor de tres pétalos (La rosa):

Es la digna representación del Amor que siente el Principito, sobre las primeras personas que marcaron su vida: la familia. Pero, mayormente, evoca a los primeros sentimientos de amor que experimenta una persona, una fuerte conexión pero no libre de imperfecciones. Pese a que la rosa es muy hermosa, es caprichosa y siempre busca que la compadezcan. Estos defectos, a simple vista sin importancia, acaban por deteriorar la relación con el Principito, que a un inicio fue todo bello, perfecto desde que nuestro héroe la vio brotar por vez primera, conllevando irremediablemente a despedirse de ella y marcharse al final del pequeño planeta. A través de la rosa muchas lecciones de vida son presentadas en el desarrollo no solo del capítulo dedicada a ella, sino cada vez que es nombrada y recordada por el Principito. El mensaje manifiesto es: Debemos de querer a las personas tal y como son, con virtudes y con defectos, no solo debemos llegar a amar las virtudes, pues los defectos también hacen únicos a las personas.

Se ha dicho oficialmente que de Saint-Exupéry se inspiró en su esposa Consuelo para escribir sobre la rosa, fruto de su tormentosa relación. Como cualquier hombre, el narrador no era perfecto, tenía muchos defectos, entre ellos inmadurez como el Principito, pero él pese a ser ya adulto, actuaba como un niño perdido según se ha revelado en la parte oscura de su biografía. Pero en el fondo, el escritor ansiaba ser como El Principito, porque a pesar de todo él era tan fiel a su rosa que siempre la recordaba. Lástima que a un comienzo el infante no supo lidiar con los problemas de carácter, era aún muy joven, situación que lo animó a alejarse de B 612 que consistió en un viaje de descubrimiento que a la larga se convirtió en autodescubrimiento. Tuvo que ocurrir. Hay cada razón en el devenir de las decisiones. Alejarse de su rosa le enseñó a ser mejor persona y a fijarse en lo esencial. Mucha coincidencia cuando hace poco se ha confirmado que de Saint-Exupéry y Consuelo se divorciaron.

La belleza de la rosa dejó embelesado al Principito. Antes de que brotara temió que fuera un baobab, pero cuando vio que la flor se abrió por completo, el niño quedó cautivado. Jamás en su corta vida había visto algo tan bello. Era agradable pasar tiempo observándola. Y esto agradaba a la rosa porque alimentaba su ego, aunque, no tardó en exigir algo más que elogios, quería que la atendieran de inmediato, cuando necesitaba agua o protección, el Principito debía de complacerla, y si se demoraba mucho, lo llamaba egoísta por no pensar en ella.

El lector puede observar en la rosa la vanidad y el orgullo de considerarse como única, es claro su apego a los cuidados, sin dar mucho crédito a toda la responsabilidad que el Principito le demuestra, a pesar de que depende de él para su sobrevivencia. La rosa pertenece al Principito, es suya porque es su compromiso, la alimenta, vela por ella, así como la verdadera amistad y el amor deben ser cultivados. La rosa es el Amor del Principito, pero es una pena que su relación sea complicada aunque no descansa por protegerla; el hecho de ser caprichosa no colabora con el niño. Así que él se aleja, pero rápidamente la añora lo que le urge volver a su planeta. Recordemos por medio de esto, que el Amor debe ser plantado y luego reforzado día tras día, conservando la paciencia contra el viento y la marea.

La responsabilidad en la mayoría de las acciones del Principito es el tiempo dedicado a la rosa. Tanto la rosa como ser que se cree único y la domesticación del zorro (que detallaré más adelante) es el quid del libro, es decir, lo que de Saint-Exupéry se centra en explicar, de lo que trata el Amor, la amistad y los contactos afectivos.

El libro lo pueden disfrutar adultos y niños a la vez. Se abre a un sinfín de interpretaciones y hasta la fecha —me consta— ya ha habido varias reseñas y opiniones sobre el mismo. En lo que todos concordamos es en que cada personaje nos da una gran lección con frases incluso tan célebres que a día de hoy un lector promedio conoce al menos dos de ellas, en las que el Amor, la amistad, la responsabilidad, la lealtad, la empatía o la cualidad de ponerse en los zapatos del otro son temas tratados en la historia. El más escuchado “sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos” está cargado de un gran significado y es muy valorado como frase filosófica. Quiere decir que debemos abrir la mente y el espíritu para ver en el interior de los demás, detrás de las apariencias, detrás del rostro bonito y simpático. Bueno, en realidad esta frase, como di a entender, tiene muchas interpretaciones según como sea la perspectiva, ideología o filosofía de cada persona.

En la relación entre la rosa y el Principito observamos que la amistad trasciende distancias, los amigos son cada vez más valiosos con el pasar del tiempo y más todavía cuando la lejanía impide que el contacto sea directo. La ausencia hace que el sentimiento crezca, muy distinto es que si esto no ocurre, es porque nunca existió sinceridad ni respeto en la relación. Esto nos demuestra que el libro es una forma de poesía al Amor y a la amistad.

La rosa es la musa del Principito, es la que le inspira a seguir adelante y a permanecer fuerte ante cualquier circunstancia. Cuando llegó el día en el cual el niño se topó con un jardín repleto de otras rosas su asombro fue grande, pues ahora sabía que la suya no era única y eso un poco que lo hizo rozar la decepción. Pero cuando conoce al zorro, éste le hace ver que su rosa en realidad es única porque el tiempo vivido a su lado es una experiencia de formación que lo ayudó a evolucionar y albergar el sentimiento más grande de todos.

Cada quien tiene su rosa, o la tuvo. Rosas hay montones así como peces en el mar. Habitual es la belleza física en cada una. Todas tienen pétalos, estambres, tallos y hasta espinas. No hay una rosa perfecta pero sí una rosa única para cada persona. Así es el Amor, ¿quién dijo que era perfecto? La vida no es un cuento de hadas ni una película romántica, ese modo de idealizar el Amor es una falacia, una mera burla a la realidad. No es fácil llegar a sentirlo con una pareja. Con tu padre o madre, no obstante, es mucho menos intricado.

El Principito sintió verdadero Amor por su rosa cuando en nuestra lejana Tierra empezó a extrañarla. Sé que un buen número de mortales ha pasado o está pasando por una experiencia similar. Sé cómo se siente. Duele. De vez en cuando una lágrima moja nuestras mejillas y se crea un nudo en la garganta. En las noches se respira soledad. Aunque el consuelo de un pronto reencuentro siempre está presente. Nuestra rosa nos espera y nosotros a ella. No hay otra mujer u hombre a quien se pueda amar como tu otra mitad. Nuestra rosa es y seguirá siendo el verdadero Amor… “Aguarde, mi reina”.


El zorro:

Delante de lo descrito en los tres personajes anteriores, descubrimos que el zorro es merecido representante de la amistad. El zorro buscó ser domesticado por el Principito y el niño accede. Un bello camino de aprendizaje se construye en seguida, donde la amistad y el afecto prevalecen a cada momento. Es el zorro quien, teniendo conocimiento de la inminente partida del Principito, le brinda una de las mejores lecciones leídas en el libro: “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”. Dos cosas temía mucho el zorro: quedarse solo y que el Principito sufriera lo mismo. Mientras tanto su relación de amistad los mantendría felices, ser íntegros con el vivir del presente en unión desinteresada y honesta fue lo que cimentó más su etapa de diálogos y correrías por el mundo, o siquiera por un pedazo de éste. La necesidad de compañía reinaba al punto de verse todos los días hasta que llegó el triste momento de la despedida.

La humanización de los animales hace del libro una fábula. Una fórmula muy esparcida para atraer a los niños a la lectura. Los diálogos entre el zorro y el Principito no tienen desperdicio, están bien medidos y aplicados en el párrafo y la línea precisa, igual que con el resto de personajes.

Al zorro le urgía ser domesticado para disponer de una obligación y ganarse un buen amigo, alguien con quien crear un vínculo, motivo por el cual le dice al Principito: “Si tú me domesticas, entonces tendremos la necesidad del uno del otro, tú serás único para mí, único en el mundo y yo lo seré para ti”. Con esta frase se da luz verde al vehículo que los impulsaría a conocer la amistad y la lealtad, forjadas con el empeño de ambos, un trabajo en conjunto que les iría nutriendo el espíritu. Dicha amistad, ninguno la hubiese comprado en un mercado o pagado a cualquiera para poder poseerla. La amistad uno se la gana, tras un largo y paciente proceso, es necesario regarla y cuidarla como a la rosa, es lo que atañe a la responsabilidad.

La felicidad que funda la amistad y la manera en que este afecto se entrega es la necesidad intensa de sentirnos amados. Es un trabajo permanente cubrir las expectativas de nuestros compañeros así como de ellos a nosotros. De ahí nace el sentimiento mutuo, a través de acciones prestas y comedidas. Ser responsable de lo que se ha “domesticado” aportará al progreso de la relación, porque se alcanzará el momento en que nos volvamos importantes el uno para el otro y será difícil alejarse. Esto es a lo que se llama el “valor de la amistad”. Aunque, durante las últimas generaciones, el significado de la amistad ha perdido mucho su valor, ahora es usado como un simple objeto que se desecha cuando nos da la gana o cuando no nos sirve. Buscamos a alguien por interés propio, las actitudes egoístas conforman la personalidad del nuevo individuo, haciendo que no exista la verdadera amistad por crearse una relación tan efímera como superflua, un vacío que está deshumanizando al planeta. Tiramos al tacho a lo que sacamos provecho, a todo lo necesario para nuestros placeres más mundanos, porque no se sembró el sentimiento afectivo sino el sentimiento ególatra. El querer ser feliz a costa de otros no es lo mismo al querer ser feliz junto con otros. Cambiar de amistades como se cambia de ropa interior se ha vuelto un mal hábito. Hay algo peor que caer en esto, y es en creer que es normal o que todos lo hacen, así que nadie juzgará.

Lo que el zorro y el Principito hicieron ver es que la verdadera amistad no conoce distancias, no hay peleas sobre quien aporta más, tampoco limitaciones de ninguna clase. Lo primero que se siente es la simpatía, que a la postre, luego de un duro bregar, germinará la empatía. El hombre por naturaleza es un ser sociable, necesita estar rodeado de sus semejantes, ávido de aceptación. Buscamos agradar a los demás para avivar nuestro ego, utilizamos ese sustento por un tiempo y, después, viendo que podemos conseguir algo mejor, lo sustituimos: la costumbre de descartar, podría llamarse. Vivimos en una sociedad de máscaras que quizá de Saint-Exupéry no la vio en su época. Pero de todo este embrollo el hombre se engaña a sí mismo cuando niega que no hay espacio para el Amor en su corazón; siempre lo estuvo, solo hace falta que aflore.

Recordemos que el zorro, como todo buen amigo, viendo la congoja del Principito por su rosa le dijo que ella siempre será única por el tiempo vivido a su lado, dándole a entender que es necesario regresar a B 612 para resarcir su relación y fortalecer más sus lazos, pero eso se daría una vez completado el ciclo de madurez del niño. Juntos vivieron una bella amistad.


La serpiente:

Este animal siempre ha tenido mala reputación en todas las historias, desde la serpiente que tienta a Adán y Eva en el Génesis hasta la humana Maledictus “Nagini” de Harry Potter y la pitón gigante “Kaa” del “Libro de la Selva”, este personaje simboliza el paso del tiempo, el final de la infancia, la muerte de una de las etapas más puras de la vida. En el libro, para que el Principito pueda regresar a su planeta la serpiente le ofrece la alternativa de ser mordido, pero el niño fue aguardando la ocasión precisa.

La serpiente es sinónimo de muerte. Pese a lo irremediable, en el libro no se habla de la muerte como algo trágico. En vez de eso, trata a ésta como algo que tiene que ocurrir porque así está escrito y es mejor tomarlo con calma, dado que es claro que todo tiene su final y no existe motivos para temer por ser un hecho natural en cualquier ser vivo. La muerte no es el fin de la existencia, porque cuando mueres continúas vivo en el recuerdo de las personas que te aman. El Principito conoce por primera vez a la serpiente al llegar a la Tierra, pero en el ese momento el reptil ni siquiera intentar morderlo, porque sintió que su corazón aún era el de un niño sin mucha experiencia, aún le faltaba completar su etapa. Habiendo ya pasado tiempo, el Principito y la serpiente se vuelven a encontrar, y el reptil supo rápidamente que el niño ya había cumplido su tiempo en la Tierra, así que le da la salida de ser mordido para partir hacia B 612. Tras pensarlo mucho, el Principito permite que la serpiente haga su trabajo. Y así es como se despide emotivamente del piloto.

Vuelvo a recordar que el Principito no muere, sino el niño que alguna vez fue. Todo el recuerdo queda en la mente del piloto, pues el pequeño vive dentro de él. En un libro dirigido a niños sería duro mencionar a la muerte como algo doloroso (no aplicando mucho en la literatura infantil actual), eso teniendo en cuenta que la novela fue escrita en los años cuarenta, que, aunque las restricciones de edad no eran tan estrictas como ahora, los escritores de aquella época como de Saint-Exupéry se limitan en el lenguaje y expresiones usadas. En la saga de Harry Potter así como muchas otras catalogadas como literatura infantil, la autora ha medido sus palabras a la hora de narrar, sólo en el lenguaje pero no en la forma de transmitir emociones, muy fuertes en ciertos capítulos. Creo que por ser libros tan comerciales, superando a la novela del francés, no se ha limitado tanto la edad de lectura. En fin, todo es ficción y parece que los chicos de ahora saben distinguir muy bien la realidad de la fantasía.

La serpiente en el Principito es como el boleto de partida que un niño recibe al perder la inocencia y cuando llega el momento de crecer. Ya no forma parte de esta realidad, ahora lo vivido en la etapa de pureza queda almacenada en los recuerdos.


PERSONAJES SECUNDARIOS DE LA HISTORIA

Los baobabs:

En realidad los baobabs son árboles que existen en África. Se dice que el escritor se inspiró en estos gigantes que crecen principalmente en la isla de Madagascar. En el libro son tratados como mala hierba, porque son responsables de destruir la tierra del asteroide del Principito con sus profundas raíces que se desarrollan con rapidez. Según una leyenda, los baobabs presumían tanto que un dios les dio la vuelta, haciendo que las ramas estén enterradas y las raíces crezcan hacia el cielo. Pero también, se ha demostrado a través de información biográfica del autor, que de Saint-Exupéry tomó como referencia a otro árbol semejante que crece en El Salvador, la sagrada ceiba, puesto que en dicho país de Centroamérica es de donde era originaria su esposa Consuelo, quien a su vez fue la musa que le inspiró a escribir sobre la rosa. Clic aquí para leer el post en cuestión.

Si hacer mucho esfuerzo nos fijamos que ambos árboles se parecen mucho a los descritos e ilustrados en el libro. Puede que el autor se basó en los dos para plasmarlos en su obra.

Ahora sobre la parte interpretativa, de acuerdo con lo que el Principito tiene que lidiar, los baobabs representan las amenazas de su mundo, los contextos y situaciones negativos, que pueden aparecer cuando menos te lo esperas. El baobab bien podría ser la metáfora de una persona o de un escenario desfavorable, por lo cual se debe actuar con prisa y ser coordinado para lograr que esta negatividad no altere nuestra comodidad (que no hostigue nuestro planeta).

Asimismo, por ahí escuché que los baobabs simbolizan al imperio nazi, quienes actuaban como parásitos que devoran y destruyen todo lo que tienen a su paso con tal de satisfacer sus ambiciones y ser la única raza en el mundo. Un baobab si no es arrancado de raíz, no nos dejará en paz; pero es imposible saber cuándo volverá a aparecer, como los problemas en la vida cotidiana y los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (que acechaban en cada rincón).

El Principito sabía muy bien a lo que se enfrentaba. No hacía falta comprobarlo más de una vez para saber que los baobabs eran la plaga de su mundo. Un problema no debe solucionarse a medias porque éste seguiría ahí acumulando su carga negativa para volver a atacar. Por eso es necesario desenterrar hasta el mínimo rastrojo para evitarnos futuras desdichas. Cuando el suelo esté libre hay al fin tranquilidad. Pero esa tranquilidad no suele durar. Así es la vida. Un ciclo de subidas y bajadas. Cada vez que un baobab nos perturbe, debemos luchar contra él, identificarlo con anticipación y dar la cara. El truco es estar a un paso más adelante. Uno se vuelve hábil mientras más te enfrentes con los baobabs. Los enfrentamientos son una guerra que debemos de afrontar con gran temple. Nada de quejas ni lloriqueos que eso te hará aún más débil. Aquí el optimismo tiene que tomar el control. Coge al toro por las astas y túmbalo sin piedad, desaparece al problema, destiérralo, mándalo al espacio donde a nadie podrá absorber ni arruinar.

El Principito siempre demostró dedicación en todo lo relacionado en su planeta. Era un mar de soluciones, aunque no perfecto, eso sí, certero cuando no daba tregua a los baobabs. Honro a ese tipo de actitudes, porque la madurez de hacer frente a los problemas no sólo incluye el dónde ni el cómo, también importa mucho el cuándo y el cuánto, y mientras más célere se sea, mejor.

Destruye a tus baobabs antes que ellos te destruyan a ti. Anticípate. “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, el célebre refrán que aplicándose cada día pueda ser tu salvación. Prohibido dormirse en medio de la amenaza, eso ni guerra ni la vida lo perdonan. Lucha siempre. Sonríe como niño cada vez que sientas satisfacción tras ganar cada batalla.


El cordero:

Es el primer dibujo que el piloto hace al Principito, pero en realidad hizo varios sobre este animal, el quien tiene un significado positivo al principio, por lo que es un método de lo más conveniente para ayudarle a deshacerse de los baobabs del planetoide del pequeño. Al mismo tiempo, además es una amenaza para la rosa. Se dice que el cordero representaría las amistades o relaciones, que a su vez pueden ser positivas o negativas.

El cordero podría no saber distinguir entre un baobab y la flor del Principito, para el herbívoro todo puede ser comida, buscar este tipo de ayuda atraería más problemas que soluciones. Quién sabe que luego el niño tendría que hacerse cargo del cordero, aparte de arruinarle se viera obligado a hacerse responsable de la alimentación y el cuidado de otro ser.

Después de tratar sobre los baobabs en la sección anterior, es más fácil deducir que el cordero es el compañero que busca el Principito para brindarle apoyo con los problemas que debe afrontar. Sin embargo, este apoyo le sería en cualquier momento contraproducente, iría en contra de lo que planeó hacer para garantizar más su seguridad (y la de su rosa) en su querido B 612. Quién mejor que el mismo Principito para afrontar sus propios problemas y no buscar ayuda en alguien quien lo podría apuñalar por la espalda. El cordero comería a los baobabs, eso a la vista es una solución; pero, si el Principito se descuidaba, brotarían otros dos problemas: las raíces de los baobabs que el animal no pudo desenterrar crecerían nuevamente y la rosa sería devorada por él mismo. Eso nos enseña que no podemos confiar en la gente sin conocerla bien.

Aunque la rosa del Principito esté cubierta para evitar ataques externos, cada cierto periodo necesitará respirar aire puro y sentir el calor del sol para fortalecerse. Sus espinas son armas que la vuelven un poco menos vulnerable, no tanto quizá como al niño le gustaría porque su rosa es menos fuerte de lo que aparenta, no está libre de quebrarse. En este caso, el cordero sería como un amigo o un familiar que no simpatiza con el Principito o con los principios de éste, que cuando llega a conocer a su rosa la ve muy distinta, la ve inferior, siempre por encima, que no le importaría hacerla daño. El cordero diría: “Es una simple rosa. Tampoco me pertenece y no es peligrosa”. Con los baobabs no pasa igual. Ellos sí son peligrosos, como la rosa son comida, pero ella no crecerá más y no destruirá el planeta. Le conviene al cordero seguir acabando con los retoños de árboles, no porque quiere en verdad ayudar al Principito, sino porque sucumbir en ese mundo no es parte de su plan. Lo hace por sus intereses, no por su compañero que fue en pos de su apoyo. El cordero se favorece del éxito del Principito, se abre camino para vivir en paz y felicidad sin importar que algunas de sus acciones puedan herir al niño, como la de acabar con su amada, la rosa que demuestra fortaleza, usa todos sus recursos en este mundo hostil.

Percatémonos que el cordero es descuidado. Conoce poco el terreno pese a haber estado mucho tiempo viviendo allí, pues el no nació allí. Es el Principito el amo de su mundo, el único quien es capaz de tomar el control antes de que otro lo haga. La responsabilidad radica en él, la carga fue dada a él, porque es su reto personal, no el de un cordero, una vaca o lo que sea, pues en ellos no yace la lealtad y si el compromiso es solo por interés jamás conocerán bien el mundo de uno y les valdrá un comino acapararlo todo, hiriendo a la persona que confío ciegamente en ellos.

Y para terminar sobre el cordero, ¿qué vendría a ser el bozal? Cuando el piloto le dibujo el bozal para que el Principito se lo pusiera al cordero y evitar que coma a su rosa, el hombre se olvidó de ponerle algo con que sujetarlo. El bozal recuerda a los límites que ponemos a nuestros “ayudantes” o “colaboradores” para que eviten cometer excesos de confianza y hacer justo lo que se temía, meterse con el ser que más se ama. Una situación muy común es cuando se invita a la casa a un amigo y éste ofende o humilla a tu esposa. La clásica. Con un bozal sin correas, el Principito tendrá que decir al cordero que se regrese a la Tierra o se vuelva él solo.


Las rosas:

Se parecen mucho a la rosa del Principito, casi tan bellas físicamente como su amada. Para los adultos es fácil desengañarse mientras las vayas conociendo, lo que no sucede con los niños que para ellos toda persona es especial y única, ser capaz de ver esa chispa que hace al resto tan especial para lograr quererlos en serio, incluido sus defectos.

Pensando un poco mejor, y atañéndonos a la ya no tan secreta vida del autor, las rosas con las que se topó el Principito son las mujeres que de Saint-Exupéry conoció en sus relaciones extramaritales. Todas hermosas, cautivantes a los gustos carnales de cualquier hombre, y por qué no avivarían el fuego de la pasión en el escritor. Un fuego que no tardó en apagarse porque cada relación fue mera superficialidad. Poseyó rosas que no eran suyas y tampoco él era dueño de ellas. El corazón de cada uno es para otro u otra, no para otros.

El Principito a la única que podría amar con defectos o sin ellos era a su rosa, a la que dejó en su planeta. El niño sabía que en cada ser había algo de especial, luego supo que ello está dirigido a una persona en concreto, él como todos tenía con quien compartir de forma perenne su chispa que con el tiempo se haría un fuego perpetuo. La fidelidad por su rosa se mantuvo firme. El autor admiraba mucho a su personaje porque a nadie decepcionó.


Las representaciones de los adultos:

Durante su viaje por el espacio, el Principito visita a seis planetas antes de conocer el nuestro. En ellos conoce a seis adultos que vivían solos en su mundo. El niño se iría dando cuenta que aquellas seis personas eran muy diferentes a él o a lo que él pensaba. Mantener diálogo con ellos, unos más que con otros, fue parte de su crecimiento y aprendizaje, adquiriendo conocimiento de las diversas clases y estereotipos de la sociedad, mejor dicho todo el lado negativo de ésta.

En seguida, iré nombrando y, por supuesto, analizando a cada uno de los personajes habitantes de cada planetoide en el orden que el Principito los conoció:

El rey: Representa el ansia de poder y de ser reconocido por el pueblo, la necesidad enfermiza de dar órdenes a todo el quien se le acerque. Pese a la soledad que esto suele acarrear, existen muchos gobernantes que van en contra del destino de los demás, aun así tengan el mejor de los propósitos. El rey con que se topó el Principito tenía algo de benevolente, pero a pesar de eso vivía cegado por su poder, decía gobernarlo todo, empezando desde el roedor que merodeaba su planeta hasta las estrellas del cielo. Según afirmaba, nadie se negaba a obedecer sus órdenes. Pero en el fondo el monarca sabía que lo de Todopoderoso era un sueño, pues cuando una estrella tardaba en alumbrarlo tras haber dado la orden que lo hiciera, se justificaba diciendo que le dedicaría tiempo al astro girar en su órbita hasta aparecerse frente a él, un claro ejemplo de asignarse un poder que jamás podría controlar por más títulos y aceptación tenga. Si una persona que luchó por alcanzar un cargo apenas llega a gobernarse a sí misma, es absurdo creer que un alcalde, un gobernador, un presidente, podrían tener el control sobre cada uno de sus súbditos o habitantes de su tierra, que por cierto no le pertenece exclusivamente a él porque cada quien tiene su función en el ciclo de la vida, nadie es más que otro, al menos en la realidad que normalmente conocemos. El poder del rey no es absoluto, absoluto es el poder que rige el Universo, por eso es que el monarca sintiendo la soledad, sin consultar previamente, nombra al Principito su súbdito. Y así, el niño, viendo que había descendido en un mundo donde sus necesidades no le fueran satisfechas y ante lo trivial de su puesto, se marchó haciendo caso omiso de la petición del rey, quien hasta el final se decía tener el mando.

El vanidoso: Este singular personaje alude a la necesidad de reconocimiento ajeno para ser capaz de sentirse valorado y querido. Hay personas a las cuales no les basta con tener la aprobación propia y se ven obligadas a ejercer presión en los demás para sentirse henchidos de orgullo y confianza, aunque fácil de quebrantar. La autoestima del vanidoso se halla por los suelos, toda la felicidad que muestra es falsa y fugaz, como cuando bebes alcohol o consumes algún estupefaciente te sientes el rey del mundo, con nada que te cause tristeza o preocupación; pero las consecuencias vienen después, cuando las horas de éxtasis culminen, la pesadez y la depresión disipen tu energía y alteren tu moral. Lo mismo llegará a sentir el vanidoso cuando no tenga a nadie al lado para que lo aplauda o le lance elogios como pétalos en una boda. Este tipo de personas son como un globo imposible de llenar, se alimentan de halagos, hacen gula con las loas y beben de las zalamerías de la gente, y si bien no hay con quien compararlos, necesitan que alguien les diga que son los mejores en lo que sea. El globo de los vanidosos no es infinito, llegará el día que explote y quede reducido a la peor bazofia. El Principito, observando a esta segunda persona, no pudo evitar preguntarse por qué son tan raros los adultos. Recién estaba iniciando su viaje de descubrimiento y ya se había llevado un par de sorpresas. El rey ordenándole que le obedeciera en todo y el vanidoso suplicándole que le siga aplaudiendo. Podría causar risa a cualquiera, pero al niño solo le parecía extraño, ni asomos había de reírse de algo que vio por primera vez. En su inocencia aún ignoraba el lado negativo de los seres humanos. Apenas era el comienzo. Le avecinaban numerosas aventuras.

El bebedor: El borracho, el ebrio, el alcohólico o como se lo quiera llamar, este personaje es la clara imagen de las personas esclavas de alguna adicción. Es una tremenda actitud contradictoria en estas personas que se enredan en algo que detestan y acaban cayendo en un círculo vicioso que es duro de escapar. Cuando el Principito le pregunta al bebedor el porqué de su permanente delirio por dejar sin alcohol al universo, a lo que el hombre le responde: “Bebo para olvidar que tengo vergüenza de beber”. Nada más deplorable que conocer a alguien que se odia a sí mismo, que le repugna lo que es, en lo que se convirtió y no encuentra otra escapatoria que olvidarse hundiéndose de nuevo en su vicio. Tras ver la ruina de este despojo humano, la melancolía embargó al Principito, su joven corazón se apiadó pero no tuvo nada más que hacer en ese planeta y continuó con su viaje. El lector aprende a través del bebedor que todo exceso nos trae encima consecuencias. Caerse es fácil, levantarse es el problema que debemos resolver día a día hasta salir del vicio completamente. Si con una mente tan débil te dejas dominar y, en lugar de ascender, desciendes, pues sí que estarás en gravísimos problemas, que ni siquiera un alma piadosa podrá rescatarte. Hay mucha gente miserable en el mundo, parias de la sociedad que ocultan su vergüenza detrás del alcohol. Ya ni los familiares cercanos o los amigos son de utilidad para salvar a estas escorias. Muchas veces, incluso, los viciosos son conscientes de la tumba que se están cavando y no paran de hacerlo porque ahora ya no son dueños de su cuerpo, su adicción los controla.

El hombre de negocios: Este personaje es la referencia a las personas que ponen valor a lo que sea, considerando que algo solo vale lo pagado por él. Son las personas cerradas de mente (o mentes cuadradas), que centran sus preocupaciones en cosas importantes de adultos (negocios, adquisiciones, posesiones, etc.) Vendrían a representar a los adultos serios. De qué le servía al Principito poseer las estrellas como aseguraba el hombre de negocios si no podía serle útil ni él a ellas. No parecían tan serias como las actividades que realizaba el niño en su planeta como deshollinar sus volcanes. Las estrellas titilaban allá en el firmamento, sin poder tocarlas o acercarse al menos, pero el hombre de negocios hacía el tedioso trabajo de contarlas y escribir su número en un papel para guardarlo en un cajón, así decía poseerlas, así indicaba ser rico, porque todo lo que encontrase él primero, pasaba a su posesión. Caemos en cuenta así que el hombre de negocios es un ser materialista que vive pensando en acapararlo todo sin significado alguno, es el rico que cree que un trozo de papel le hace ser lo que es. A este tipo de sujetos les importa un bledo otras cosas que no simbolicen riqueza material, la familia y las amistades quedan en un segundo plano o simplemente no existen, porque piensa que hay más valor en la cifra escrita en los papeles que en el abrazo de un hijo o el beso de una esposa. Viven ensimismados en conseguir bienes vacíos sin ponerse a meditar siquiera que el Amor los hará más felices y plenos.

El farolero: Es la fiel representación de la masa obrera de la sociedad, conformada por personas dedicadas a un determinado oficio que les exige realizar una tarea monótona sin opción a cuestionarse sobre su valor real. Podrían mejorar su vida con un pequeño giro en sus rutinas diarias, pero es imposible que lo cumplan y siguen en su trajín complejo por verse sometidos a obedecer las normas impuestas y creer que sólo allí se encuentra la seguridad. El farolero fue el adulto que más simpatizó al Principito, más porque era un hombre dedicado a un trabajo útil tanto para él como para su mundo, pero pensó que a la larga esto le agotaría y quería darse un respiro. Una cosa es querer y otra poder. El farolero explicaba que debía de seguir la consigna del cada vez más acelerado pasar de los días y noches, era su obligación apagar el farol de día y encenderlo de noche, pero no podía salir a caminar por su planeta o dormir un rato porque los días enteros solo duraban un minuto. En el mundo real la clase obrera debe correr en sus actividades porque está propensa a atrasarse y a acumular más trabajo. En una sociedad cada año más globalizada está prácticamente prohibido bajar la guardia: esa es la consigna en el mundo moderno. Los empleadores y los magnates de las grandes corporaciones e imperios económicos se valen de esclavos como el farolero para vivir rodeados de comodidades y lujos, dejan las labores pesadas a la gente de condiciones humildes o a las adictas al trabajo.

El sabio o geógrafo: Es la viva imagen de aquellas personas demasiado cobardes para salir a conocer el mundo real y vivir sus propias experiencias, por lo que lo leen todo en los libros. Nos recuerda mucho a los científicos que viven entre cuatro paredes sin levantar la vista de su escritorio o mesa, están siendo todo menos proactivos, esperando que otros se movilicen por ellos en busca de datos. Poseen gran conocimiento pero también dependen del resto. Pienso que la palabra para describir al hombre de este sexto planeta no aplica tanto para “sabio”, porque, ¿cuál es la definición de sabio?: “Persona quien demuestra sabiduría, entendiendo a esta última como la capacidad de adquirir información a partir de su vida y de sus experiencias y usarla en pos de su bienestar y de los demás”. Como leen, un sabio es un individuo completo: es un hombre de hechos y palabras. “Geógrafo” atribuye más para el perfil de este personaje, porque se dedica a la ciencia de graficar los mapas del mundo. El geógrafo no era un sujeto de campo, eso lo dejaba a los exploradores que tendría que enviar a recolectar datos para poder plasmar sus mapas. Se basaba más en la comprobación y análisis de los elementos que los exploradores le llevaban, que en el estudio y descubrimiento directo que él se prohibió hacer. Su área de trabajo era su escritorio y nada ni nadie lo sacarían de ahí.


Otros personajes adultos:

En el libro se mencionan a otros dos personajes adultos que conoció el Principito, a parte del piloto. Ellos son los siguientes:

El vendedor de píldoras: El principito encuentra un vendedor de píldoras que quitan la sed, y que con esas píldoras, es posible ahorrarse cincuenta y tres minutos cada semana. El niño piensa que con cincuenta y tres minutos de ahorro serviría para beber agua fresca de una fuente. Este hombre entra en escena vendiendo su “producto” en los mercados. Se entiende que el vendedor de píldoras es una metáfora a economizar el tiempo en un mundo que corre de prisa y que a veces nos faltan las horas para acabar nuestras tareas. Pero por otra parte, este comerciante es el típico charlatán que deambula por las calles engañando a los incautos con sus dizques mágicas medicinas que curan hasta el cáncer y el SIDA. ¡Vaya que estafadores abundan!

El guardagujas: Personaje que tenía la tarea constante de manejar las agujas en los cambios de vía de las líneas de ferrocarril. De nuevo viene a relucir el tema de la monotonía en las personas, que no mueven ni un dedo para salir de la rutina. El guardagujas es un claro ejemplo de la premura y la insatisfacción con uno mismo, por no conocer exactamente su destino u objetivo en la vida. Mediocridad y necedad en su más alto grado.


Elementos que se incluye en la Historia:

Estos no son humanos ni animales, pero dan mucho significado al libro porque son elementos clave para enlazar la historia:

La caja: Tras perder la paciencia por no dibujar un cordero al gusto del Principito, el aviador-autor dibuja una caja y le dice: “Esta es la caja. El cordero que quieres está dentro”. La caja es un medio de escape que los adultos suelen usar con los niños para evitarse más enredos, es una muestra de ingenio e imaginación. Buen truco de Saint-Exupéry.

Los volcanes: El Salvador es un país que se caracteriza por tener muchos volcanes, y recordemos que la esposa del escritor era natural de allí. En el libro, los volcanes hacen referencia a la cotidianeidad en nuestras vidas. Están lejos  de ser un problema como los baobabs, pues son estrictamente cosas que debemos de hacer para que todo esté en orden, y hay que hacerlo nos guste o no. Los volcanes conforman el trabajo, la perseverancia y la disciplina.

El biombo: Figura la sobreprotección, los celos y los cuidados que tenemos con nuestros seres queridos para que se sientan protegidos y seguros; si bien por sí mismos son tan capaces como el Principito, necesitan saber que estamos en las buenas y en las malas. La rosa de nuestro héroe fue muy beneficiada con esto. El amor nos hace ser muy comprometidos.


Y al fin, adictos a la lectura, esta es mi descripción y análisis de todos los personajes del libro El Principito. Acabo de hacer un conteo con el Word de MS Office y vi a poco llego a las 9,000 palabras en solo este post. Pero esto continúa en otras dos entradas, ya más cortas, donde escribí más sobre mis puntos de vista de la novela.
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